miércoles, 17 de diciembre de 2008

El ruido, las casas, la gente, las prisas.
Los taxis, los cines, las nubes, las risas.

Tu mano y la mía. Correr en un paso de cebra. Oír el sonido del claxon. Sentirse libre. Sentarse en un banco para ver los semáforos cambiar de color.
Verde, ámbar, rojo.
Besarte tímidamente. Sonreír con el sol en la cara. Andar sin rumbo. Tomar café. Inmortalizar momentos cotidianos. Echar carreras al anochecer. Tocarte el pelo. Navegar entre peces de ciudad. Cantar a voz en grito. Pasar frío. Coger de nuevo tu mano. Estremecerte. Mirar con furia. Querer. Sentir celos. Dejarme llevar. Mirar al cielo. Contar estrellas… Pasión.

- Son demasiadas.
- No, sólo hay una.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Luna

EL otro día vislumbré la luna a través de un cristal empañado por mi respiración.

La miré y no pude más que pensar en todo lo que habrá visto el majestuoso satélite. Nos vio mirarnos por primera vez. Vio mi miedo al dirigirme a ti, y tu seguridad al dirigirte a mí. Vio mis pasos en falso y la lluvia sobre mojado. Vio tu vello erizado, cuando soplé en tu cuello. Vio tu beso y mi beso. Vio mi dedo en tu espalda escribiendo mi nombre. Vio tus susurros en mi oído y tus labios jugando con mi lengua. Vio como enloquecías con mi presencia y como yo perdía los papeles cuando se trataba de ti. Nos vio jugando como niños bajo su presencia. Vio mis miradas solitarias a través del cristal y mis ojos melancólicos suplicando que volvieras. Te vio queriendo volver y volviendo atrás sobre los pasos marcados. Vio las nuevas caricias, las antiguas y las que nunca existieron. También vio nuestros cuerpos desnudos echándose un pulso. Nos vio románticos y apasionados, ególatras y anestesiados. Nos vio querernos y nos vio odiarnos. Me vio olvidándote y recordándote. Vio mi café enfriándose sobre la mesa y tu mirada perdida en un horizonte difuso. Vio tus noches sin dormir y mis noches en vela. Me vio cambiada y renovada. Me vio apasionada y acelerada. Nos vio místicos y terrenales. Nos vio subir al cielo... y nos vio bajar al infierno.

Me dije: Sofía, para ya.

Y ella me dijo: Sofía, no pares nunca.

martes, 25 de noviembre de 2008

Fantaseando

El mercurio se ha desplomado sobre la línea vertical que lo sostiene. Mentiría si dijese que no estaba mejor acurrucada junto a ti. Pero tan sencillo como los cero grados. Aunque menos por menos sea más, sigues sin aparecer cuando te llamo. No haces acto de presencia cuando pienso fuertemente en ti, y eso, que según investigaciones científicas, estamos conectados a través de los satélites. ¿Qué pasa? ¿No me oyes? ¿No me sientes muy cerca? Porque yo te siento a mi lado cada segundo y oigo cada palabra que piensas sobre mí, a pesar del frío. Por eso sé que tienes prohibido fantasear conmigo, no sería ético. Yo también debería prohibirte, pero me salté las reglas hace tanto, que ahora me dan igual. No sé porqué hemos llegado a este punto, ni porqué te odio tanto. También te quiero, créeme. No puedo evitar soñarte cuando nuestras miradas se entrelazan, en una imaginación más poderosa que una realidad lagrimada. Hoy debería estar triste, mirando al horizonte y pensándote más que nunca. Porque hay tormenta. Pero no lo estoy, aunque nadie me espere en casa y tenga que andar con paraguas, sonrío sin querer. Te pienso tapadita, como hacía antes. Pero fuera sigue habiendo cero grados.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Suponiendo

Después de releer todos los textos que he podido escribir y de asistir a una clase donde los anhelos y el intento de huída del ser humano hacia un lugar mejor son los protagonistas, he llegado a una conclusión.

Soy una romántica encerrada en un siglo que no es el mío. Supongo que soy un escritor tuberculoso y sin éxito alguno, del romanticismo, que se ha reencarnado (para su desgracia) en una joven con alguna que otra aspiración y demasiado miedo escondido.

Intento aparentar la dureza del roble, pero engatusada ando, y perdida... y olvidada. Recurro sin problemas a aquel rincón de la mente que me permite soñar despierta con la mirada puesta en un horizonte demasiado difuso.

No sé si será el momento de volver, de renacer de nuevo y acomodarme en este cuerpo, salir por patas y subir algún que otro escalón. Pero supongo que vuelve a nublarme la sensación de vulnerabilidad que se apoderaba de mí cada noche que pasaba sin tí. Supongo que aun recuerdo y deseo volver a un tiempo en el que el miedo no importaba. Pero se hizo tarde, y ni la vida espera ni el tiempo para por mí.

De nuevo salió mi alma atormentada de escritor romántico castigado. ¿Qué se le va a hacer? Habrá que convivir con él.

viernes, 14 de noviembre de 2008

ESPIRAL

Por un segundo se fugó la melodramática inspiración en la que estaba ahogada y se me dibujó una sonrisa en la cara. Pero simplemente eso, un segundo. Más tarde, una respuesta contundente me hizo volver al sucio asfalto y, como un tren de alta velocidad, aleja cualquier signo de felicidad escondida bajo la máscara de felicidad eterna.

No se puede dar todo por hecho, ni suponer, ni imaginar. Dicen que los hombres también lloran, pues bien, la gente como yo lo hacemos también. Y estoy harta de gritar con lágrimas y de dejar la felicidad en un mero intento fallido.

Y me ahogo pensando que la espiral que me envuelve cada vez me arrastra a su núcleo con más fuerza, con una conmovedora e irretenible fuerza.

Algún día lo superaré, miraré atrás y me reiré de tanto sueño roto. Algún día me libraré de su poder y no seré etérea. Seré yo misma: empezaré comprándome un gran anillo de oro para pegar puñetazos a los malos sueños y a las noches en vela.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Sin más

Hace algunos meses, me hicieron un encargo difícil de satisfacer. Debía escribir una carta de amor. De corazón a corazón, de razón a razón. Al principio dudé, pues no es fácil escribir de amor cuando la inspiración y el mismo sentimiento se han ido no dejando ni tan siquiera muestras de haber estado en algún momento.

Pensé y pensé. Gasté neuronas, muchas. Gasté papel, tinta, pero no había manera. Hasta que un día, sin previo aviso, apareciste cual ángel caído. Me dedicaste la mirada más tierna y la sonrisa más bonita que yo había visto en mi vida. En ese instante todo cambió. Cogí el papel y hablaba solo. Las palabras salían como el cauce de un río a punto de desbordarse. Avanzaba por esa magnífica carta y estaba sedienta de ti. No podía parar de escribir ni tú parar de leer. Supuse que era el comienzo de una bonita historia, con carta de amor incluida. Supongo que lo fue. A pesar de mi inspiración me di cuenta de un triste detalle. El escrito era demasiado personal. Hablaba de nuestros momentos, de nuestras caricias. De lo que sentí la primera y la última vez que te vi. Hablaba de cuerpos y de pieles fusionadas. Me dí cuenta de que no podía vender mis palabras (o tuyas) por cuatro monedas de oro. No podía vender mi historia por más que necesitara ese trabajo.

Cuando llegó el momento final, el momento en el que tenía que entregar el manuscrito, sólo se me ocurrió una cosa, y escribí en él:

“Si no hay amor, no hay manuscrito, y si lo hay, el papel hablará por sí sólo.”

Pensé que sería mi fin, que mi carrera como escritora se había acabado, pero a los pocos días me llegó una carta en la que ponía en letras decorosas:

“Gracias por hacerme sentir, vivir y gracias sobre todo por hacer hablar a mi papel.”

De repente sonreí y el mundo se desvaneció.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Crisis

Estamos sumidos en una profunda y verdadera crisis, aunque no sólo financiera, que también. La crisis que nos posee es la de la falta de ideales y la falta de sueños. Lo que conlleva, no sólo un vacío emocional muy grande sino también la dejadez: el dejar de luchar por lo que de verdad importa, el darlo todo por hecho sin importarnos el futuro, que tan prometedor debería ser.
Así perdemos, ni más ni menos, las esperanzas que deberíamos tener como animales racionales. Pero ya veís... animales, ni más ni menos.

Hoy aprendí, en una de esas fantásticas clases que han ocupado la mitad de mi tiempo, que sin el buen planteamiento del problema, la búsqueda de soluciones se hace una tarea prácticamente imposible. Por lo tanto, carecemos de solución inmediata para el problema (quizás mal) planteado.

Yo propongo algo: dejarnos volar por el paraíso de vez en cuando y conservar, cuando despertemos, la flor que cogimos en el Edén, para cerciorarnos de que estuvimos allí, flotando entre naturaleza y seres fantásticos.

Supongo, que como buena manzana prohibida, los ideales me persiguen y las ilusiones se hacen con cada minuto de mi día a día. Pero ¿qué se le va a hacer? Hay que vivir de algo más que de aire... Y yo, no me conformo con poco.

viernes, 22 de agosto de 2008

Paréntesis

Te marchaste y mis respuestas viajaron contigo. Al principio te admiraba y deseaba ser como tú. Al final sencillamente te amaba.

No soy como las demás, es cierto. Quizás no te abrazara después de hacer el amor o no te dijese lo que sentía por miedo a que huyeses despavorido. Quizás guardaba las palabras sinceras para después o quizás ni siquiera fuese capaz de pensar con sinceridad.

Puede que desde hace unos días sólo viva de recuerdos, que desde que te fuiste tu mirada me persiga. Puede que no haya pegado ojo pensando en ti o que haya dormido soñando contigo, ya nunca lo sabré. Sólo sé que no puedo dejar de leerte, que quererte es tan necesario como respirar y que mi vida se quedó vacía el día que dijiste adiós. Pero te marchaste, me dejaste, y ahora yo abandono mis palabras a un duro destino. Condenadas a no ser leídas como yo a no ser amada.

Sé que volverás y quizás entonces comprendamos los planes de la providencia. Puede que no me conozca a mí misma, pero si algo tengo claro es que vivir sin ti sería un ejercicio difícil, un problema con respuesta trampa, por eso sé que te necesito aunque sólo sea para ayudarme a calcular el resultado.

Te esperaré siempre. Tú en algún lugar, también me estás esperando.

Siempre tuya.

Sofía

lunes, 4 de agosto de 2008

Una noche más

Sentado en la mesa de enfrente, con la pose majestuosa que acostumbraba. No podía parar de observarle. Le seducía su tierna mirada. Parecía un niño si te fijabas en sus ojos, o eso veía ella. Contra su ensoñadora mueca encontraba la fuerte personalidad de escritor dañado por la literatura. Su vida era eso: amor, misterio, aventuras,... todo lo que tuviera que ver con las emociones contrapuestas de escritor castigado.

Los dos solos, olvidados y traicionados. La noche perfecta para que la melancolía y la nostalgia poseyera a ambos.

- Wiskhy con hielo.
- Yo también.

Su ingenio y su dulzura se iban apoderando de cada centímetro de su piel y de su alma. Imagen de galán poco cuidado, pensaría que lo hacía más interesante.

Tras esa noche de alcohol e interminables conversaciones que no llevaban a otro sitio que la felicidad compartida, pasearon bajo la luz de la luna y de las pocas estrellas que dejaban ver los edificios de la capital. Llegaron a su ático, tan desordenado como él. Se besaron hasta que se gastó la saliva. Descubrieron todos los secretos de la carne deleitándose en cada caricia. Compartieron amanecer y poco más. Ella escapó y aunque nunca se olvidaron, jamás se volvieron a ver.

martes, 22 de julio de 2008

¿Desilusión?

De modo terapéutico, quizás. No sé el porqué de estas líneas ni el porqué de mi estado de ánimo. Será que la suerte me abandonó hace ahora un año o que ya no confio ni en mí misma. No me permito volver la vista atrás (aunque es bueno a veces, como dice la canción), porque quizás encuentre laberintos mucho más entretenidos que las vías rectas frente a las que me encuentro en este preciso instante. Y quizás acuda al puente que hace ahora un año me salvó de morir en aquel torbellino de emociones y de morir atropellada por un turismo embriagado de alegría.

Colapsada, decepcionada y un poco traumatizada por no sé que celebración. Queriendo decir y callando o quizás gritando demasiado. El silencio a veces es un buen síntoma, y a veces no. Puede dar a entender un paro cardíaco, quien sabe.

A mí el corazón se me paró hace ahora un año, también. Dejó de funcionar y se transformó en un guijarro de río manchego. Gracioso ¿verdad? O no.

Dentro de dos días me encerraré en la oscuridad de mi cuarto, moriré de calor y pensaré en todo lo que debiera haber pensado hace un año. Y en lo que debiera haber pensado hace hoy 6 meses o 2. En lo que debería hacer y no hago. Y en lo que debería comer y no como.

¡Qué fatalidad! Hoy me siento romántica. Un Béquer encerrado en un cuerpo de mujer en pleno siglo XXI. Ya quisiera yo...

Cosas de la vida, sin lugar a dudas.

lunes, 21 de julio de 2008

Nueva (o vieja) atracción perdida

No sé si será por la profunda admiración que me producen esos dos imanes soltando chispas, o por la temperatura de las supuestas noches tropicales, pero hoy volvió. Alguna musa se encargó de mandármela por Seur: ¡Gracias!

A lo que iba: ¿como se puede explicar que esos dos polos opuestos, esas dos caras de la moneda, que permanecen inalterables en casi todo momento, actúen cuando están cerca con una fuerza inexplicable? ¿cómo es posible que se atraigan y se rechacen de esa forma? Será el poder que sin lugar a dudas levita en el aire o en la atmósfera contaminada.
No sé.
Podríamos llamarlo de tantas formas...
Digamos amor,... o simplemente luna llena.

jueves, 26 de junio de 2008

Fugitiva imaginación...

Fugitiva imaginación al caso. Mente encharcada de vozka y otras sustancias no tangibles, como puede ser el conocimiento o desconocimiento excesivo. Y una vez más, encharcada, olvidada y hundida pienso en tí. Miro a través de los cristales rotos de mi cúpula fluorescente y pienso en el quizás. Y humillantemente me veo en la línea de salida. De nuevo a una milésima de coger carrerilla y salir a por tí. De nuevo a una milésima de pensar que nada merece la pena.



Una sonrisa ilumina mi tez blanquecina y me recuerda que en nada estaré de nuevo triste y descontenta, ya que mi seguridad e invulnerabilidad no duran demasiado. Pero de repente miro al frente y repito una y otra vez que salir adelante no es tan duro. Que reir no es tan humillante y que la felicidad en un suspiro es tan sencilla como comprar un Sandy en la puerta de un burger grasiento y sin vitaminas.



A través de los cristales rotos proclamo la libertad de expresión, la triste rutina veraniega y los bikinis que hacen notar los mínimos defectos.



De nuevo sola, olvidada y traicionada. Así estaré por los restos si no te dignas a saber de mí. Así estaré cuando te dignes y cuando te dignarás. Así estaré cuando sepa escribir conjetura

lunes, 16 de junio de 2008

Hoy llueve...hoy duele.

Y ella se aleja, avanza sin saber muy bien donde acudir. Él también. Ambos huyen y escapan bajo un cielo de cenizas que predice tormenta. Porque al fin y al cabo... Parece que va a llover.

Y se dicen adiós sin mencionarlo. Se miran sin llegar a verse. Se tocan, se huelen. Pero sólo ellos saben la verdad. Una verdad oculta por el polvo que conlleva el paso de los años. Porque al fin y al cabo, si hay algo claro en el interior de ambos es que a por los sueños hay que acudir Sin Miedo.

miércoles, 4 de junio de 2008

Traficantes de sueños

Miércoles día 4 de junio de 2008.

Querido diario:

Hoy por motivos de trabajo tuve que viajar. Viajar hacia un lugar fantástico del cual hablaré más adelante.
Empecemos por el principio. Mi mañana fue catastrófica. La culpable de esto, tal vez también es la culpable de mis otros problemas: la cama. Me tenía pegada a ella y no pude levantarme hasta bien entradas las 10. Una vez despierta tuve que correr y arreglarme tan rápido como pude para llegar a tiempo a mi cita: 11 en punto en el metro de Sol con dirección Retiro. Antes de todo caí en la cuenta que no llevaba pilas para mi cámara (tan poco profesional como yo). Una vez equipada me encaminé al metro.
Tras dos minutos de retraso y un resbalón por las escaleras llego al punto exacto. Ya no estoy sóla. Viajamos hacia "La Feria del Libro".
Cuando llegamos quedamos francamente impresionadas por la cantidad de puestos abarrotados de libros que hay. Miramos al horizonte y vemos entre la multitud cientos de casetas enseñando sus más preciados tesoros.
Nos ponemos a trabajar. Una da una idea, la otra graba y mientras otra se queda embobada con los curiosos ejemplares de sexo tántrico.
Al final caí y lo compré de nuevo. Tan mágico como la primera vez. La verdad que este libro me tiene enamorada, tan enamorada como tú.
Después de entrevistar a un escritor novato y a un librero y grabar algunas imágenes para lo que más tarde será nuestro reportaje, nos dirigimos sin prisa pero sin pausa a tomar una suculenta caña al sol.
Lo mejor del día, sin duda, la compañía. La vuestra y la de esos tesoros de incalculable valor que venden por algo más de 8 euros.
Una vez terminado el "duro" trabajo, vuelta al metro y a casa. Pero ensimismada iba yo, en mi mundo como de costumbre, cuando se me ocurre abrir el libro y leer por cualquier página.
No podía haber elegido mejor mi subconsciente cuando sorprendida leo:

Mil veces he querido recuperar aquella primera tarde en el caserón de la avenida del Tibidabo con Bea en que el rumor de la lluvia se llevó el mundo. Mil veces he querido regresar y perderme en un recuerdo del que apenas puedo rescatar una imagen robada al calor de las llamas.

Mi parte favorita de aquella preciosa novela que me robó el corazón.
Es una casualidad, pensé mientras se me dibujaba una sonrisa en los labios. Pero como dice el genio que escribió esas líneas: No hay casualidades, somos títeres de nuestra inconsciencia.

domingo, 1 de junio de 2008

Hogar, dulce hogar...

Pensaba que nunca volvería a pedir cobijo a mi escondite. Y aquí estoy, echando de menos como acostumbro a hacer últimamente.

Llegué el viernes. Cansada y con una jaqueca incurable y ella me recibió con los brazos abiertos para que me acomodara en la suavidad de su lecho. Creo que siempre tiene los brazos abiertos para mí, aunque no siempre sé verlo.

Hice lo que me apetecía: pasear al sol, ver la lluvia desde la ventana, oler las rosas sin percatarme de las espinas, correr, saltar, besar, abrazar... Necesitaba la libertad que siempre sabe darme.

Pero lo bueno se acaba pronto, y una vez más vuelvo al lúgubre Madrid que me recibe con un tono tan tenebroso que no sé para donde mirar. Cae agua a cántaros y tanto abrigo como paraguas se hacen indispensables de nuevo.

Con lo bien que estaba yo respirando aire puro bajo el sol de La Mancha... y es que como en casa en ningún sitio.

domingo, 25 de mayo de 2008

Felicidades

No voy a engañar a nadie. Estoy completamente cabreada con el actual mundo de las nuevas tecnologías. Todo fachada. Nos hacen creer que nos llevarán muy lejos... y ¡una mierda!

¿Para qué se me ocurre hacer un ciber-regalo si no entiendo prácticamente nada de informática?
¿Para qué se me ocurre dedicar un fotolog, si se carga cuando le da la gana?

Pues eso. Muy cabreada. Ahora llega la parte bonita en que le digo a mi Lady lo que se merece...

No tengo demasiada inspiración en un día como hoy. La palabrería barata de escritora principiante se ha esfumado y ha dejado un ligero humillo en el interior de mi cráneo. No sé muy bien cual será la causa de este humillo... últimamente he estudiado mucho...

Déjenme empezar por un día especial de hace 19 años. 25 de mayo de 1989. Unas contracciones hacian partícipe a una ya estrenada mamá de la condición de segundona. Estaba a punto de asomar la cabeza a un mundo lleno de injusticia y crueldad una pequeña niña de pelo rubio. El nombre que eligieron fue Leticia, que viene a significar ALEGRÍA.

Y no pudieron elegir mejor nombre para esa niña que 19 años después podríamos considerar una pequeña-gran persona. Porque ella, es la que llora conmigo cuando los problemas me pueden. La que ríe conmigo cuando no tenemos nada que hacer. La que siempre está dispuesta a comerse un bocadillo grasiento de calamares. La que me acompaña a ver esas comedias romanticonas de las que siempre salimos soñando. La que me levanta cuando me caigo. La que me regaña cuando me equivoco. La que me dice que camino escoger. La que pasea conmigo por la Gran Vía los días de resaca. La que sueña conmigo con príncipes azules y castillos encantados. La que siempre tiene una sonrisa para quien la necesite. La que aparece cuando el resto del mundo parece haberse hundido.

Y sí, también llora, se lamenta, pero cuando alguien la necesita, está ahí alegrándo el día que se ha ennegrecido a causa de la lluvia o de los laberintos de la vida.

Y como nos quedan muchos laberintos que descifrar, muchos muros que saltar y muchos baches que esquivar, le deseo que cumpla muchos más.

Para lo bueno y para lo malo. Siempre YGP

(Se me pasó el cabreo...)

viernes, 23 de mayo de 2008

Encuentros efímeros

Su mirada andaba perdida entre aquel tumulto de gente. No veía nada, aunque lo miraba todo. Se dirigía a esa aburrida facultad que no aportaba nada productivo a su vida. Durante el trayecto, buscaba esa lejana compañía que la hiciera reír en aquel triste vagón en el que cada uno iba a lo suyo. Gente con frenéticas vidas que no reparaban en aquella melancólica joven y mucho menos a las 8 de la mañana, donde la gente sólo se preocupa de entrar al metro sin perder la vida en el intento.

Buscando unos metros delante, lo encontró. Estaba contemplando su turbio reflejo en el cristal, oscurecido por la penumbra del túnel. Era perfecto, por lo menos en su imaginación, algo apagada por las horas. Aquellos dos intrépidos jóvenes, se regalaron unas pocas miradas de ojos tímidos. Sonrisas cortadas por la intensidad del encuentro. La pasión viajaba de un lugar a otro chocándose con las barras y los estresados viajantes. Sus gestos hablaban... más bien gritaban pidiendo auxilio. Vociferaban exigiendo un encuentro algo más íntimo entre esas dos almas.

Tres paradas después él bajó, llevándose tras de sí la pasión, los gritos y las pocas esperanzas. Le dedicó una subida de ceja propia de un actor de los años 50, a modo de hasta luego. Después se perdió entre miles de espíritus atrapados por sus responsabilidades matinales.

Ella sabía que era un adiós, pero se permitió soñar, en los minutos que le quedaban de viaje, con el reencuentro con aquel joven de ojos azules, verdes o quizás grises. Con aquel chico que en apenas unos minutos se había hecho su dueño, para irse sin dejar rastro.

- Uno más de tantos príncipes de metro - pensó.

- Aunque quizás - reflexionó después - sea mejor así: Una sonrisa, una señal y un hasta siempre.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Ser humano

No sé muy bien por qué he vencido a la vagancia y me he puesto a escribir algo en esta dichosa paginita sin pies ni cabeza.
Tampoco sé muy bien por qué soy tan incorformista y tan perra.

Bien, dicho esto se me han acabado todas las ideas que salían de mi humeante cabeza a punto de explotar, después de un examen de lengua que prefiero guardarme la opinión para un día que esté dispuesta a poner insultos y palabras malsonantes sin más.

¿Estaré puntuando bien? No sé... que me lo diga Wittgesntein o el Señor Dueñas mismamente.

He llegado a una etapa donde no puedo seguir pidiendo. El trabajo lo tengo que hacer yo. La vida me la tengo que buscar yo, y no esperar que un día venga a mi puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

Y, ¿qué más? Tengo todo lo que un día anhelé. Soy como los hombres, que cuando les das todo te dejarán por no tener nada que echar de menos. Siempre evitando el momento, y esperando de brazos cruzados una tortura menos dura. Y no, no llegará.

Respecto a tí. No puedo hablar. Prefiero callar mis temores por no parecer más vulnerable de lo que ya he parecido a lo largo de este testimonio pedante.

Evitaré seguir mintiéndome. Por lo menos, creo que subiré un escalón más en mi frenética escapatoria...

lunes, 12 de mayo de 2008

Diosa del infierno

Ella era especial. Las demás la envidiarían si la conocieran. Muy típico. Hombre enamorado que cree que "su chica" es increíble. Pero nunca he estado más seguro en toda mi vida.

La elegante silueta que la caracterizaba, para empezar. Y la magia que poseía cuando me hablaba de mundos fantásticos, que no por acabar porque era infinita.
Se metió muy dentro de mí a través de esa mirada felina, que ni era felina, ni era mirada. Era, más bien, un brillo cegador a punto de hacerse con el control del tiempo.
Me encantó la forma que tenía de demostrar su nerviosismo cada vez que estaba a mi lado. Movía las manos como una espiral eterna, que me hacía soñar con un lugar mejor.
Su sonrisa, dulce y carismática, me llevaba al fin del mundo con una simple mueca.
La facilidad que tenía de hacerme feliz con nada, y sus cosquillas.
La forma que tenía de coger la taza al tomar café, en un desayuno de ojos somnolientos y pestañas pegadas.
Su risa, su andar, su vitalidad, su ombligo.
Su recuerdo, su perfume, sus sinsabores.
Sus gestos, su boca, su simpatía.
Sus gritos, su dulzura...
Sus besos, su belleza, su locura.

Era mágica.

Pero a pesar de las inumerables frases encantadoras que pudiese decir refiriéndome a esa diosa del infierno tenía un fallo, el más grande, que quizás la privaba de la perfección absoluta:
No era mía, aunque pretendiese hacérmelo creer.

domingo, 11 de mayo de 2008

Escepticismo

De repente un silencio oscuro traza una linea divisoria entre mis dos mitades. ¿Qué más se puede pedir? Por fin mi doble personalidad salta a la vista. Como se vuelva a repetir una sola vez más tiro el puto vaso al suelo por no saber comprender si está medio lleno o medio vacío. La gota lo colmó. Si fue para bien o para mal me da absolutamente igual. Simplemente quiero una ciudad para mí donde el amor se llame con todos los nombres de todas las calles, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Pero el amor, esa palabra...

jueves, 8 de mayo de 2008

Lloviendo se ve borroso

Hoy ha llovido. Bueno, realmente ha diluviado, y después de unos días de sol y buen tiempo, no es lo que más apetece. De hecho, no sé muy bien si será casualidad, pero las miles de cosas que me suelen rondar por mi cabeza, se desvanecen para dar paso a esa ligera tempestad primaveral. ¿Cómo consigue tal efecto en mi cabeza?

Francamente me decanto porque los días de lluvia son mucho más sensibles. Para salir a la puerta de la calle hay que coger los imprescindibles: paraguas, botas, chaqueta... Vuelta a la rutina invernal que tanto jode.

Las nubes llorosas vierten sobre unos humanos imperceptibles todo su dolor. Dejan caer la suciedad de sus almas y nos empapan con sus ácidas lágrimas.

Me hace gracia que una ligera metáfora explique mi sensación de continuo fracaso. Necesito que la gente me vea tal y como soy. Sin máscaras ni prejuicios. Sin intenciones amargas por parte del receptor.

Pero pido lo imposible... Como casi siempre.

martes, 6 de mayo de 2008

Zapatos perdidos

Después de una buena dosis de inocencia perdida y sentido común, deparé en algo antes invisible.
Unos tacones de 10 centímetros no sostienen por demasiado tiempo un ego más alto de lo normal, y mucho menos acompañados de unos cuantos chupitos de nombres sugerentes.

Al final la cenicienta pierde el zapato y el lameculos de su príncipe acude a su encuentro con la pareja que falta para completar el par de Manolos que perdió.

Será golfa e irresponsable la hijastra... Encima que encuentra estilista (hada madrina, creo recordar) para que la aconsejara en la próxima fiesta privada de su majestad, se deja el calzado... por si surge...

Al fin y al cabo la realidad y la ficción se dan la mano, porque: ¿Quién no trama hoy en día maquiavélicas locuras para quedarse con el príncipe? Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra... o eso dicen.





¿Lo ven? Cenicientas somos todas...

domingo, 27 de abril de 2008

¿Quién dijo fácil?

Desde mi mundo de color de rosa no se ven las cosas tan distintas. En él el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Podemos ver lo catastrófica que puede resultar la vida cuando se nos va de las manos. Se llora, cosa que a veces se convierte en una rutina. Se peca, porque la vida sería demasiado imperfecta si el libertinaje fuera la ética.


Desde un corazón consumido cual incienso también se evalúan los comentarios discrepantes. Se sonríe, quizás falsamente y de manera absurda. Se quiere, con menor intensidad pero con mayor seguridad. Se besa, aunque a veces el tiempo se nos va.


El matiz son los colores. A veces rosa ¿Porqué no?, pero otras el negro ensombrece cada gesto. Y en algunas ocasiones (pocas, ¿para qué engañarnos?) la imparcialidad del blanco nos ayuda a seguir permaneciendo estables.


Pero a mí el que me gusta es el verde: el color de la esperanza para muchos, o de la muerte para Lorca. El mismo que tiñe al monstruo de la envidia y el que nos camufla cuando no queremos ser vistos. La positividad, el encendido, el "atraviese el paso de cebra". El disfraz del niño que no quiso crecer. La salud y a veces el sexo. Incluso, da un brillo de esbelta tranquilidad a mi manzana prohibida.
Perfecto, como la vida misma.




Verde viento, verdes ramas. El barco sobre la mar, y el caballo en la montaña.


martes, 22 de abril de 2008

Bienvenida

Hasta la polla de mis putos desequilibrios que supuestamente “me hacen ser lo que soy” pero que me tienen muy cansada.
Hay cosas y cosas. No puedes dejarte vencer por una mínima gilipollez en la vida, y se supone que eso lo debería saber desde hace tiempo. Pero ya no soy la misma y no paso por alto ninguna tontería más.
El tiempo duele, y cada minuto que pasa duele más. Mi cara de felicidad se la llevó la lluvia gris de la semana pasada para trasladarme a un clima algo más tétrico, sin necesidad de ver el sol.
No sé ni de donde vengo ni a donde voy.
Sin embargo, sé lo que quiero en la vida y dista mucho de lo que me estoy convirtiendo. Nunca seré nada de lo que me propuse y cada día que se lleva el puto tiempo (que no para nunca), estoy más segura de ello.
Sonrisas fingidas con caricias de cartón. Cartón piedra diría yo.
Y melancólicos pasajes en inframundos sin sentidos. Volver a un recuerdo donde nada ni nadie puede salvarme. Vivir en plena conspiración con lo que se hace llamar naturaleza (que en mi estado actual no pasa de ser contaminación).
Ni siquiera el anhelo de un futuro mejor me produce la sensación de placer y bienestar que necesito.
No quiero seguir viviendo en un mundo que no es el mío ni en una naturaleza inerte donde nada tiene sensaciones más allá de los putos instintos animales de los que nos obsequió el señor Dios. Algún día podía arrebatarlos y así seríamos más felices.
Ningún fallo ni error cometido.



Gracias por su colaboración.

Caótica Ana

lunes, 21 de abril de 2008

Revolución

Tú y yo andamos definitivamente perdidos y con una sensación de extraña vagueza y entusiasmo.
Contraponemos emociones, sólo para enseñar al mundo todo lo que somos capaces de hacer:
Estar sentados durante horas, viendo pasar a miles de personas sin ninguna esencia.
Odiarnos y querernos tanto como el primer día sumergiendo la confianza como cuando todo era absurdo.
Sentir un deseo irrepetible o irretenible cada vez que nuestras miradas se topan, sin querer o queriendo.
Hacer daño hasta que el cuerpo o la mente aguanten.
Besarnos hasta que el aliento nos indique que tenemos que parar.
Pasear juntos por mundos infinitos que sólo existen en los paraísos de nuestras mentes.
Sentir que nacimos con un grado de predestinación más elevado de lo normal.
Hacer el amor de forma que el resto del mundo no importe, y sólo vivamos tú y yo en la nube que construímos cuando nada tenía sentido.
Reír a carcajadas cada vez que cuentas un chiste malo y gritar cuando no me das la razón.
Pelear por tí hasta que ni mis huesos puedan sostenerme en pie.
Pensar inevitablemente en tí, cada día, cada hora de este maldito tiempo que mueve mi vida.

Razones por las que merece la pena seguir siendo un ser insignificante en este puto mundo de locos, donde la gente grita en lugar de susurrar y hace daño en lugar de amar.
No es tan difícil hacer la vida sencilla queriendo y dejándose querer.

Cada vez entiendo menos de todo, y queda muy poco para que decida tomar la pastillita azul para escapar de esta cruel mentira...

¿O quizás era la roja?

domingo, 20 de abril de 2008

Catastrófico

Sí, sí... ¡Tú!

El mismo que hace unas horas (o quizás días), me estrechaba entre sus brazos. El mismo que repetía una y otra vez que el paraíso estaba en mi lecho. El que me juraba amor eterno en cada amanecer. El mismo que ha conseguido hacerme la persona más desafortunada. El que me ha colgado para siempre el mar de las pestañas. El que me prometió libertad, y cuando quise volar, me cortó las alas.
¿Qué te has creído?
¿Quién te ha dicho que te quiero?
¡Es falso!
¡Tu recuerdo es falso!
Palabrería barata es lo que eres.
Y yo, la más ingenua...
¿Quién me iba a decir que me defraudarías de esta forma? ¿Quién me iba a decir, que la persona que me regalaba abrazos y caricias todas las noches me trataría así?
¡No vuelvas a dirigir tu mirada a la mía! Ya he descubierto el misterio de tus ojos, y no podría soportar voler a ver esa imagen en la profundidad de tu ser.
Me perdiste. Y esta vez, para siempre...

lunes, 14 de abril de 2008

Huyendo a algún lugar

Se iba descalza.
Avanzaba despacio por esa calle sin fin. Esa calle que antes significó tanto.
A veces, se giraba buscándole entre la multitud, pero parecía haber desaparecido. Parecía no quedar nada de la persona que le enseñó la belleza, el arte y el amor.
Conseguía ver figuras, eso sí, enturbiadas por la lejanía y por el tiempo que los separaba.
Y a pesar de no ver más, podía intuir centenares de ojos dirigiéndose a ella. Pensando en ella. Y quizás mirando sus pies descalzos.
La habían llamado loca. ¿Loca ella?
Luchaba por un amor en el que creía. ¿Qué había de malo en querer?
Parecía que mucho.
Sus ojos tristes no la dejaban ver más allá del límite del amor.
Un abismo la separaba del mundo real. De ese mundo que tanto daño le hacía. Prefería vivir de sueños, o eso pensaba hasta ahora.
Sabía, que no podía ir todo tan bien. Algún fallo había en tanta perfección.
Y lo encontró, vaya si lo encontró. Ahora, era ella quien debía huir de su lugar, para empezar de cero.
Pero no lo lograría hasta que sus ojos se liberaran y vieran más allá.

Estaba loca, o eso decían...

miércoles, 9 de abril de 2008

Verde que te quiero verde

Paso las horas mirándole, sin hablar. Ni la tormenta más grande me podría privar de mi capacidad de concentración cuando se trata de él.
Sé que nunca será mío, pues ahí está ella, absorviendo cada gota que él da. Pero me gusta imaginar como sería mi vida y la suya teniéndonos al lado.
Lo que más me gusta de él es, sin duda, su mirada. Habla con los ojos. Por eso perder mi tiempo no es tal, si lo miro a él.
Es mi manzana prohibida, la que si algún día pruebo, caería el mito, oscureciéndose mi vida a su paso.
Sólo he tenido un par de momentos íntimos con él. Mirándonos fijamente como si una fuerza superior nos empujara a hacerlo. Pero simplemente han sido miradas, y algún que otro beso, interrumpido por los remordimientos.
No me deja saborear su espíritu. Y sé, que su mente oculta cosas, que sus ojos tratan de mostrarme.
También aseguraría que me quiere. Que cada beso infinito que le da a ella, lo hace pensando en mí. Porque yo también soy su tentación.
Sé que mi vida sin verle pasar cada mañana, no tendría ningún sentido. Incluso sin ella, no tendría sentido. Porque la nuestra, es una historia de tres.
Ella me mira, pero intenta no verme. Sabe que mi simple presencia le descompone.
Él me mira, y quiere morderme. Quiere conocer el sabor de mi piel, pero no puede. Se controla, al igual que me controlo yo. Porque ambos sabemos, que si nos probamos caeremos en la tentación de comer más, y no es posible.Por ahora me conformo con desearle, pero algún día tendré la manzana tan cerca, que no podré irme sin haber pegado un buen mordisco. Y no habrá marcha atrás…

martes, 8 de abril de 2008

Todo es tan fácil, que da miedo

- ¿Ves? Sólo tienes que copiar, pegar y ya están las dos películas metidas en el pen.


Cuando la vida es fácil asusta. No es necesario que todo vaya mal para sentirse más seguro, pero cuando las cosas salen como esperas no queda menos que temblar.


Inconscientemente me pregunto ¿cual es el fallo, cual es el error? y no encuentro respuesta. Por un instante me sumerjo en las aguas de mi mente y buceo a través de mis recuerdos. Nunca antes me había sentido así.


Ahora sólo puedo pensar en detener este instante y hacer que sea infinito. No por nada, que les voy a contar, únicamente estoy agusto entre los brazos de mi estabilidad emocional.


Sin darme ni cuenta me estoy convirtiendo en la protagonista de mi propia novela. Espero no acabar como el poeta que trabaja encerrado en una oficina, simplemente no podría vivir en un mundo tan real.


Aunque a veces también reflexiono sobre el porqué estoy tan inmiscuida en el mundo de la literatura, seguramente esta decisión conlleve problemas.


Punto y final. No hay demasiado en mi desequilibrada mente.


lunes, 7 de abril de 2008

Ellos

Eran simple y llanamente un amor de los que nacen y no mueren.

La locura de la edad, quizás hizo desvariar a esas dos pequeñas almas que se atraían como polos opuestos que eran. Quinceañeros, creo recordar. No puedo volver muy bien al momento en que tomó rumbo la pequeña (o gran) historia que crearon, pero recuerdo perfectamente esas sonrisas cómplices. No había más que escuchar los mensajes de él leídos por ella: "Dice que soy miss mundo" (con sonrisa ensoñadora). Yo más bien de ese mensaje entendí "Eres MI mundo". Y tanto que lo fue.

El destino jugó con cartas marcadas. Primero un sí, más tarde un no. Pero estaba escrito que vivirían una bonita historia juntos, que marcaría un antes y un después en la vida de todos los que rodeábamos a esas dos entrañables criaturas. Mi carne y mi espíritu, esos eran ellos.

Eran increíblemente atractivos. Las sonrisas de ella cautivaban a todo el que se topaba en su camino. Y que decir de la personalidad arrolladora de él, que a más de una dejó suspirando por un beso. Pero estaban juntos. En esos momentos, parecía que nada ni nadie iba a romper esa maravillosa aventura. Pero lo que la vida da, también te lo quita.

Todos estábamos enamorados de ellos. Sencillamente se les quería como buen equipo que formaban.

Pero los polos opuestos, al igual que se atraen, hacen saltar chispas en cualquiera de sus momentos más calientes. Y los suyos eran principalmente las discursiones, o quizás la intolerancia.

A pesar de que no podían vivir el uno sin el otro, tomaron la decisión (maldita decisión) de seguir caminos diferentes. Y nos dejaron a todos con el corazón en un puño esperando que un día esa historia reanudara. Pero ya ves, como la vida misma, todo tiene un final.

Sin embargo, aunque el final llegó, no hay nada que no se pueda arreglar con un poco de imaginación y literatura. Y como para mí esa historia no tuvo final, me dedicaré a recordarla y a escribir el desenlace que me de la gana.

Para eso soy yo la autora, que se han creído.

"Y tú, ¡devuélveme la vida!"

sábado, 5 de abril de 2008

Desconcierto

He perdido las riendas de mi monótona vida, o quizás debería decir ex-monótona. De repente, esa vida tranquila que me albergaba se hace trizas y paso a ser un pequeño trozo de ella volando a ninguna parte.

En otra entrada hice referencia al perro del hortelano, y es que parece que ese dichoso refrán de pueblo (no me meto con los pueblos, mi lugar de origen es uno de ellos), está creado exclusivamente para mí.

Me explico, si es que puedo. Cuando lo más interesante que me pasa es que en clase me llame la atención un profesor diciendo algo así como: "¿Qué pasa, que eres como Chávez?", necesito libertad y movimiento. Ahora que consigo que las cosas se salgan de los raíles del tren, me desespero.

Intento seguir los consejos de mi Ladyamore, dejarme llevar. Pero es increíble lo difícil que me resulta. Necesito tener controlado cada punto y coma de mi vida. Soy asquerosamente ordenada.

Gracias al cielo, y lo que en él se esconda, mañana tengo planazo, y creo que todo irá sobre ruedas. Lo mejor es el deleite de un bocadillo de calamares en medio de la Plaza Mayor, manchándonos con toda la suciedad del suelo y viendo pasar a guiris de un color muy parecido al de un cangrejo.

¿Ves? Qué fácil resulta hacerme feliz.

Incopatibilidad de corazones. Mentes abiertas a la naturaleza de la ciudad, que a pesar de todo existe. Exquisita compañía. ¿Qué más se puede pedir?

Sólo que no quiero morirme por tus besos. Es innecesario. Aunque quién sabe que pasará cuando vuelva a perder el control de la rutina...

"A los que he enamorado con la vista, he desengañado con las palabras"

martes, 1 de abril de 2008

¿Inicio?

¡Qué odio me producen las altas esferas!
Grandes tacones, kilos de maquillaje e hipocresía es la parte fundamental de su vestuario de putas divinas.
Lo peor, desgraciadamente, no es eso. Lo peor llega cuando todos los seres vivos intentan disfrazarse de león. Perdonen: Rey de la selva, ¡sólo hay uno!

Dejando gilipolleces a un lado me centro en las personas (con vida o sin ella) que me rodean. Y ¿qué es lo que encuentro? ilusión al comprobar satisfactoriamente que he llegado a la cima de mis propósitos con gente muy grande (en el sentido más intelectual que le podamos dar a este subjetivo adjetivo, valiendo así la redundancia)

Sin más rodeos vuelo, gracias al maravilloso invento de la imaginación (me pregunto quien será el genio que la descubrió) por los mundos perfectos de la geometría.
Porque cuando tenía que resolver problemas que me planteaban me parecía patético, y ahora que no debo hacerlo, me parece infinito y perfecto. Soy el perro del hortelano (no por lo de chucho, sino porque ni como ni dejo) ¡Qué pesada me pongo!

Y después de releer este cúmulo de ideas sin ningún destino ni importancia me doy cuenta de lo egocéntrica que puedo llegar a ser cuando escribo (y cuando no) y me doy asco (me, me, me... yo, yo, yo...) llegando a resultar pedante e insoportable.

¿Cierro hablando de los demás? Pues por ejemplo, algo que me ha llamado (a mí de nuevo) la atención esta mañana. Haciendo un descanso en mi frenética vida he visto:

San Agustín dijo: Una vez al año, es lícito hacer locuras.
Por tanto, que así sea.