domingo, 27 de abril de 2008

¿Quién dijo fácil?

Desde mi mundo de color de rosa no se ven las cosas tan distintas. En él el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Podemos ver lo catastrófica que puede resultar la vida cuando se nos va de las manos. Se llora, cosa que a veces se convierte en una rutina. Se peca, porque la vida sería demasiado imperfecta si el libertinaje fuera la ética.


Desde un corazón consumido cual incienso también se evalúan los comentarios discrepantes. Se sonríe, quizás falsamente y de manera absurda. Se quiere, con menor intensidad pero con mayor seguridad. Se besa, aunque a veces el tiempo se nos va.


El matiz son los colores. A veces rosa ¿Porqué no?, pero otras el negro ensombrece cada gesto. Y en algunas ocasiones (pocas, ¿para qué engañarnos?) la imparcialidad del blanco nos ayuda a seguir permaneciendo estables.


Pero a mí el que me gusta es el verde: el color de la esperanza para muchos, o de la muerte para Lorca. El mismo que tiñe al monstruo de la envidia y el que nos camufla cuando no queremos ser vistos. La positividad, el encendido, el "atraviese el paso de cebra". El disfraz del niño que no quiso crecer. La salud y a veces el sexo. Incluso, da un brillo de esbelta tranquilidad a mi manzana prohibida.
Perfecto, como la vida misma.




Verde viento, verdes ramas. El barco sobre la mar, y el caballo en la montaña.


martes, 22 de abril de 2008

Bienvenida

Hasta la polla de mis putos desequilibrios que supuestamente “me hacen ser lo que soy” pero que me tienen muy cansada.
Hay cosas y cosas. No puedes dejarte vencer por una mínima gilipollez en la vida, y se supone que eso lo debería saber desde hace tiempo. Pero ya no soy la misma y no paso por alto ninguna tontería más.
El tiempo duele, y cada minuto que pasa duele más. Mi cara de felicidad se la llevó la lluvia gris de la semana pasada para trasladarme a un clima algo más tétrico, sin necesidad de ver el sol.
No sé ni de donde vengo ni a donde voy.
Sin embargo, sé lo que quiero en la vida y dista mucho de lo que me estoy convirtiendo. Nunca seré nada de lo que me propuse y cada día que se lleva el puto tiempo (que no para nunca), estoy más segura de ello.
Sonrisas fingidas con caricias de cartón. Cartón piedra diría yo.
Y melancólicos pasajes en inframundos sin sentidos. Volver a un recuerdo donde nada ni nadie puede salvarme. Vivir en plena conspiración con lo que se hace llamar naturaleza (que en mi estado actual no pasa de ser contaminación).
Ni siquiera el anhelo de un futuro mejor me produce la sensación de placer y bienestar que necesito.
No quiero seguir viviendo en un mundo que no es el mío ni en una naturaleza inerte donde nada tiene sensaciones más allá de los putos instintos animales de los que nos obsequió el señor Dios. Algún día podía arrebatarlos y así seríamos más felices.
Ningún fallo ni error cometido.



Gracias por su colaboración.

Caótica Ana

lunes, 21 de abril de 2008

Revolución

Tú y yo andamos definitivamente perdidos y con una sensación de extraña vagueza y entusiasmo.
Contraponemos emociones, sólo para enseñar al mundo todo lo que somos capaces de hacer:
Estar sentados durante horas, viendo pasar a miles de personas sin ninguna esencia.
Odiarnos y querernos tanto como el primer día sumergiendo la confianza como cuando todo era absurdo.
Sentir un deseo irrepetible o irretenible cada vez que nuestras miradas se topan, sin querer o queriendo.
Hacer daño hasta que el cuerpo o la mente aguanten.
Besarnos hasta que el aliento nos indique que tenemos que parar.
Pasear juntos por mundos infinitos que sólo existen en los paraísos de nuestras mentes.
Sentir que nacimos con un grado de predestinación más elevado de lo normal.
Hacer el amor de forma que el resto del mundo no importe, y sólo vivamos tú y yo en la nube que construímos cuando nada tenía sentido.
Reír a carcajadas cada vez que cuentas un chiste malo y gritar cuando no me das la razón.
Pelear por tí hasta que ni mis huesos puedan sostenerme en pie.
Pensar inevitablemente en tí, cada día, cada hora de este maldito tiempo que mueve mi vida.

Razones por las que merece la pena seguir siendo un ser insignificante en este puto mundo de locos, donde la gente grita en lugar de susurrar y hace daño en lugar de amar.
No es tan difícil hacer la vida sencilla queriendo y dejándose querer.

Cada vez entiendo menos de todo, y queda muy poco para que decida tomar la pastillita azul para escapar de esta cruel mentira...

¿O quizás era la roja?

domingo, 20 de abril de 2008

Catastrófico

Sí, sí... ¡Tú!

El mismo que hace unas horas (o quizás días), me estrechaba entre sus brazos. El mismo que repetía una y otra vez que el paraíso estaba en mi lecho. El que me juraba amor eterno en cada amanecer. El mismo que ha conseguido hacerme la persona más desafortunada. El que me ha colgado para siempre el mar de las pestañas. El que me prometió libertad, y cuando quise volar, me cortó las alas.
¿Qué te has creído?
¿Quién te ha dicho que te quiero?
¡Es falso!
¡Tu recuerdo es falso!
Palabrería barata es lo que eres.
Y yo, la más ingenua...
¿Quién me iba a decir que me defraudarías de esta forma? ¿Quién me iba a decir, que la persona que me regalaba abrazos y caricias todas las noches me trataría así?
¡No vuelvas a dirigir tu mirada a la mía! Ya he descubierto el misterio de tus ojos, y no podría soportar voler a ver esa imagen en la profundidad de tu ser.
Me perdiste. Y esta vez, para siempre...

lunes, 14 de abril de 2008

Huyendo a algún lugar

Se iba descalza.
Avanzaba despacio por esa calle sin fin. Esa calle que antes significó tanto.
A veces, se giraba buscándole entre la multitud, pero parecía haber desaparecido. Parecía no quedar nada de la persona que le enseñó la belleza, el arte y el amor.
Conseguía ver figuras, eso sí, enturbiadas por la lejanía y por el tiempo que los separaba.
Y a pesar de no ver más, podía intuir centenares de ojos dirigiéndose a ella. Pensando en ella. Y quizás mirando sus pies descalzos.
La habían llamado loca. ¿Loca ella?
Luchaba por un amor en el que creía. ¿Qué había de malo en querer?
Parecía que mucho.
Sus ojos tristes no la dejaban ver más allá del límite del amor.
Un abismo la separaba del mundo real. De ese mundo que tanto daño le hacía. Prefería vivir de sueños, o eso pensaba hasta ahora.
Sabía, que no podía ir todo tan bien. Algún fallo había en tanta perfección.
Y lo encontró, vaya si lo encontró. Ahora, era ella quien debía huir de su lugar, para empezar de cero.
Pero no lo lograría hasta que sus ojos se liberaran y vieran más allá.

Estaba loca, o eso decían...

miércoles, 9 de abril de 2008

Verde que te quiero verde

Paso las horas mirándole, sin hablar. Ni la tormenta más grande me podría privar de mi capacidad de concentración cuando se trata de él.
Sé que nunca será mío, pues ahí está ella, absorviendo cada gota que él da. Pero me gusta imaginar como sería mi vida y la suya teniéndonos al lado.
Lo que más me gusta de él es, sin duda, su mirada. Habla con los ojos. Por eso perder mi tiempo no es tal, si lo miro a él.
Es mi manzana prohibida, la que si algún día pruebo, caería el mito, oscureciéndose mi vida a su paso.
Sólo he tenido un par de momentos íntimos con él. Mirándonos fijamente como si una fuerza superior nos empujara a hacerlo. Pero simplemente han sido miradas, y algún que otro beso, interrumpido por los remordimientos.
No me deja saborear su espíritu. Y sé, que su mente oculta cosas, que sus ojos tratan de mostrarme.
También aseguraría que me quiere. Que cada beso infinito que le da a ella, lo hace pensando en mí. Porque yo también soy su tentación.
Sé que mi vida sin verle pasar cada mañana, no tendría ningún sentido. Incluso sin ella, no tendría sentido. Porque la nuestra, es una historia de tres.
Ella me mira, pero intenta no verme. Sabe que mi simple presencia le descompone.
Él me mira, y quiere morderme. Quiere conocer el sabor de mi piel, pero no puede. Se controla, al igual que me controlo yo. Porque ambos sabemos, que si nos probamos caeremos en la tentación de comer más, y no es posible.Por ahora me conformo con desearle, pero algún día tendré la manzana tan cerca, que no podré irme sin haber pegado un buen mordisco. Y no habrá marcha atrás…

martes, 8 de abril de 2008

Todo es tan fácil, que da miedo

- ¿Ves? Sólo tienes que copiar, pegar y ya están las dos películas metidas en el pen.


Cuando la vida es fácil asusta. No es necesario que todo vaya mal para sentirse más seguro, pero cuando las cosas salen como esperas no queda menos que temblar.


Inconscientemente me pregunto ¿cual es el fallo, cual es el error? y no encuentro respuesta. Por un instante me sumerjo en las aguas de mi mente y buceo a través de mis recuerdos. Nunca antes me había sentido así.


Ahora sólo puedo pensar en detener este instante y hacer que sea infinito. No por nada, que les voy a contar, únicamente estoy agusto entre los brazos de mi estabilidad emocional.


Sin darme ni cuenta me estoy convirtiendo en la protagonista de mi propia novela. Espero no acabar como el poeta que trabaja encerrado en una oficina, simplemente no podría vivir en un mundo tan real.


Aunque a veces también reflexiono sobre el porqué estoy tan inmiscuida en el mundo de la literatura, seguramente esta decisión conlleve problemas.


Punto y final. No hay demasiado en mi desequilibrada mente.


lunes, 7 de abril de 2008

Ellos

Eran simple y llanamente un amor de los que nacen y no mueren.

La locura de la edad, quizás hizo desvariar a esas dos pequeñas almas que se atraían como polos opuestos que eran. Quinceañeros, creo recordar. No puedo volver muy bien al momento en que tomó rumbo la pequeña (o gran) historia que crearon, pero recuerdo perfectamente esas sonrisas cómplices. No había más que escuchar los mensajes de él leídos por ella: "Dice que soy miss mundo" (con sonrisa ensoñadora). Yo más bien de ese mensaje entendí "Eres MI mundo". Y tanto que lo fue.

El destino jugó con cartas marcadas. Primero un sí, más tarde un no. Pero estaba escrito que vivirían una bonita historia juntos, que marcaría un antes y un después en la vida de todos los que rodeábamos a esas dos entrañables criaturas. Mi carne y mi espíritu, esos eran ellos.

Eran increíblemente atractivos. Las sonrisas de ella cautivaban a todo el que se topaba en su camino. Y que decir de la personalidad arrolladora de él, que a más de una dejó suspirando por un beso. Pero estaban juntos. En esos momentos, parecía que nada ni nadie iba a romper esa maravillosa aventura. Pero lo que la vida da, también te lo quita.

Todos estábamos enamorados de ellos. Sencillamente se les quería como buen equipo que formaban.

Pero los polos opuestos, al igual que se atraen, hacen saltar chispas en cualquiera de sus momentos más calientes. Y los suyos eran principalmente las discursiones, o quizás la intolerancia.

A pesar de que no podían vivir el uno sin el otro, tomaron la decisión (maldita decisión) de seguir caminos diferentes. Y nos dejaron a todos con el corazón en un puño esperando que un día esa historia reanudara. Pero ya ves, como la vida misma, todo tiene un final.

Sin embargo, aunque el final llegó, no hay nada que no se pueda arreglar con un poco de imaginación y literatura. Y como para mí esa historia no tuvo final, me dedicaré a recordarla y a escribir el desenlace que me de la gana.

Para eso soy yo la autora, que se han creído.

"Y tú, ¡devuélveme la vida!"

sábado, 5 de abril de 2008

Desconcierto

He perdido las riendas de mi monótona vida, o quizás debería decir ex-monótona. De repente, esa vida tranquila que me albergaba se hace trizas y paso a ser un pequeño trozo de ella volando a ninguna parte.

En otra entrada hice referencia al perro del hortelano, y es que parece que ese dichoso refrán de pueblo (no me meto con los pueblos, mi lugar de origen es uno de ellos), está creado exclusivamente para mí.

Me explico, si es que puedo. Cuando lo más interesante que me pasa es que en clase me llame la atención un profesor diciendo algo así como: "¿Qué pasa, que eres como Chávez?", necesito libertad y movimiento. Ahora que consigo que las cosas se salgan de los raíles del tren, me desespero.

Intento seguir los consejos de mi Ladyamore, dejarme llevar. Pero es increíble lo difícil que me resulta. Necesito tener controlado cada punto y coma de mi vida. Soy asquerosamente ordenada.

Gracias al cielo, y lo que en él se esconda, mañana tengo planazo, y creo que todo irá sobre ruedas. Lo mejor es el deleite de un bocadillo de calamares en medio de la Plaza Mayor, manchándonos con toda la suciedad del suelo y viendo pasar a guiris de un color muy parecido al de un cangrejo.

¿Ves? Qué fácil resulta hacerme feliz.

Incopatibilidad de corazones. Mentes abiertas a la naturaleza de la ciudad, que a pesar de todo existe. Exquisita compañía. ¿Qué más se puede pedir?

Sólo que no quiero morirme por tus besos. Es innecesario. Aunque quién sabe que pasará cuando vuelva a perder el control de la rutina...

"A los que he enamorado con la vista, he desengañado con las palabras"

martes, 1 de abril de 2008

¿Inicio?

¡Qué odio me producen las altas esferas!
Grandes tacones, kilos de maquillaje e hipocresía es la parte fundamental de su vestuario de putas divinas.
Lo peor, desgraciadamente, no es eso. Lo peor llega cuando todos los seres vivos intentan disfrazarse de león. Perdonen: Rey de la selva, ¡sólo hay uno!

Dejando gilipolleces a un lado me centro en las personas (con vida o sin ella) que me rodean. Y ¿qué es lo que encuentro? ilusión al comprobar satisfactoriamente que he llegado a la cima de mis propósitos con gente muy grande (en el sentido más intelectual que le podamos dar a este subjetivo adjetivo, valiendo así la redundancia)

Sin más rodeos vuelo, gracias al maravilloso invento de la imaginación (me pregunto quien será el genio que la descubrió) por los mundos perfectos de la geometría.
Porque cuando tenía que resolver problemas que me planteaban me parecía patético, y ahora que no debo hacerlo, me parece infinito y perfecto. Soy el perro del hortelano (no por lo de chucho, sino porque ni como ni dejo) ¡Qué pesada me pongo!

Y después de releer este cúmulo de ideas sin ningún destino ni importancia me doy cuenta de lo egocéntrica que puedo llegar a ser cuando escribo (y cuando no) y me doy asco (me, me, me... yo, yo, yo...) llegando a resultar pedante e insoportable.

¿Cierro hablando de los demás? Pues por ejemplo, algo que me ha llamado (a mí de nuevo) la atención esta mañana. Haciendo un descanso en mi frenética vida he visto:

San Agustín dijo: Una vez al año, es lícito hacer locuras.
Por tanto, que así sea.