martes, 22 de diciembre de 2009

Viaje astral

No sé muy bien si es un sueño o se trata de la realidad.

Estaba sentada, a las 12:37 en el suelo de una ciudad con poco de universitaria y mucho de navideña. Llevaba sin dormir 48 horas y me intentaba comer un sandwich mixto que a lo que menos sabía era a sandwich. Estaba frío y le faltaba sustancia. Meditaba callada sobre la noche anterior. Estaba acompañada de dos de mis compañeros favoritos de fatigas (del querer y no querer), de fantasmas del pasado y alguna que otra musa inspiradora.

Mirábamos en silencio como las pocas hojas que les quedaba a los árboles bailaban al compás de un vals marcado por el viento. Observábamos los restos de una sorprendente nevada y el cielo nuboso y lluvioso.

Nuestra mente trabajaba frenéticamente intentando recordar qué había pasado aquella noche. Las neuronas sólo recibían imágenes sueltas de una velada un tanto catastrófica. Bailábamos entre guitarras, rubias y más rubias, algún que otro chupito y rock de fondo. "Ha sido estupendo", pensamos.

Nos levantamos y miramos al infinito. El horizonte quebrado por un campo de rugby con algún que otro valiente pateando un balón.

Nos miramos extrañados: "Todo había sido real".

lunes, 16 de noviembre de 2009

Dando más vueltas de la cuenta

Andaba por el supermercado, sumergida en mi atormentada mente y buscando alguna excusa barata para poder comprar. Pero no. Ni excusas ni nada. Todo se sale de mi presupuesto. Yo no soy quien tiene conversaciones con Cupido, ni quien a las 3 de la mañana se acuerda de ti. Nunca he sido muy buena persona, aunque a día de hoy, creo que se me ha pegado algo de mucha gente y considero que he mejorado en muchos aspectos. Pero sigo sin tener dinero para comprar excusas.

Estoy más cansada que de costumbre, y dudo si es por mi exterior o por mi interior. Son luchas constantes y sin quererlo pierdo las fuerzas. No entiendo los sentimientos, y muchas veces soy algo psicópata. Me acuerdo cuando mirábamos las estrellas con unos quince años encima. Creyéndonos el primer amor. Tal para cual.

Ahora todo es diferente. En Madrid no hay estrellas que mirar, aunque hay lunas muy luminosas. Hay veces que quiero que respires mi aire y me dejes sin aliento. Otras, necesito mi espacio vital para sobrellevar el peso de la maldita vida. Sola puedo con todo.

Es curioso, pero una frase escrita en la puerta de un baño sucio de un bar en pleno centro se ha convertido en un resumen de mis días. Sustituiré esta semana mi filosofía de vida por la siguiente: El que quiere busca medios. El que no, busca excusas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

He de decir que nunca he sido fan de las sorpresas. Se escapaban de mi estricto y controlador esquema mental. Pero me he dado cuenta a lo largo de estos intensos años de madurez, que en la vida todo cambia, nada se mantiene, y yo soy el ejemplo de ello.

Encontrar a todos mis amigos reunidos, cantando el cumpleaños feliz delante de una terraza llena de gente, me pareció increíble. Pasé la vergüenza de mi vida, eso sí, pero fue increíble. Lo mejor de todo es que me creo espabilada y no me di cuenta de nada. Iba con mi depresión por la vida sin darme cuenta que es lo que crecía a mi alrededor.

Las 16 personas con más calidad que podría conocer me hicieron el mejor regalo, su presencia. Sólo puedo estar agradecida, por aguantarme y celebrarme. Por ser como son, tan diferentes y tan iguales a mí. Por hacerme ver la luna en una racha donde estaba tapada por las nubes. Os quiero y me voy a dedicar enormemente a haceros felices. Porque vosotros me hacéis a mí.

Ana.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Injustificado

Miré para atrás y te vi con la mirada más eterna que jamás había observado. Llena de tristeza, eso sí. Me dolía seguir andando sin poder abrazarte y consolarte. Pero es irónico que evapore el malestar el causante de él. Por lo tanto continué caminando por aquel paseo lleno de árboles. En otro momento, me hubiese parecido la postal más hermosa, pero entonces sangraba la vida.

Intenté no volver a pensarlo. Intenté no imaginarte tan sola y tan herida. Me daba miedo. Pero siempre he sido así, demasiado libertino. Me lo solía decir mi madre cada vez que largaba a alguna: "Cada uno recibe lo que da". Y razón no le faltaba. Porque ahí estaba yo, recuperando una libertad que ya no quería. Porque esta vez eras tú. Diferente como ninguna. La más mágica de todas. Y pesaba cada paso. Me alejaba cada segundo.

Fue el minuto más largo. Supe que necesitaba enjaularme de nuevo, porque ya no sabía volar. Me faltaban las alas, y esta vez las tenías tú. Me di la vuelta de nuevo y mientras observaba como te alejabas eché a correr hacia ti. Porque mañana era hoy.

jueves, 29 de octubre de 2009

Borrón y cuenta nueva

Ya son varias las personas que me animan a actualizar. No me pasa nada especialmente grave que me haga permanecer en la sombra. Sólo me ganó el pulso la pereza y me cuesta coger ventaja.

Mi tiempo ha desaparecido. Se lo tragó un agujero negro y no sé donde debo recuperarlo. El problema no sería tal si hiciese algo productivo. Nada. Absolutamente nada. Horas muertas en la facultad donde este año aprenderé bien poco. Mucha desmotivación y poco tiempo. Una ecuación de fácil incógnita.

Me siento observada y apaleada. Y sin motivo aparente. Estoy sumergida en un alto grado de pasotismo respecto a todo. Casi todo. Hay un cúmulo de gentecilla que goza de mi ligera atención. En el fondo os quiero a todos. Casi todos. Y aunque sea porque sepáis que estoy viva seguiré escribiendo. Y me odiaréis, algunos me odiaréis. Otros os sentiréis realizados por saberme entera.

Yo reciclo y vuelvo. Fuck you all.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Sin odio

No sabría decirte si escribo desde la tristeza de haberte perdido o desde la rabia. Mientras bebo una copa de venganza me doy cuenta de que más que nubes y lluvias de lágrimas, sobrevives en mis recuerdos alimentándote de mi rabia.

La rabia de saberte sin personalidad ni cojones. La rabia de verte usado como una mera marioneta al antojo de alguna que otra ignorante que no sabe ni lo que buscas. Que te llega al tobillo en cuanto a conocimientos de vida y muerte. Que no ve tu magia.

La vida es así. Y yo una conformista que me callo y silencio las pocas palabras que me quedan por decirte. Porque está prohibido, o te han prohibido. Aunque las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.

Pero te veo imitando la felicidad, consiguiendo sonrisas fingidas y dando pasos en falso... y eso si me produce tristeza.

miércoles, 29 de julio de 2009

40º o más

Al otro lado de la ventana de mi habitación, observo que el mercurio asciende a 40º. Lo percibo como una extraña alucinación. Yo ando tapada y con el termostato del aire acondicionado en 17º. Tengo los pies congelados. He dejado de notar hasta el temblor que me provoca el frío. Me abrigo un poco más y te espero, porque sé que vendrás.

No sé hasta que punto esperar la lejana inspiración que necesito. Supongo que los días bochornosos de un verano sin un ápice de humedad y más seco que de costumbre, sedimentan mi forma de pensar. También puedo hablar de un síndrome premenstrual agravado por el descontrol hormonal. Si sumo ambos da lo que suelo llamar mi Yo interior. Ese espíritu intentando salir de los cuatro barrotes que lo encierran, psicológicamente mal formado y con un embarazo que no viene ni a cuento.

Lo único que me ayuda a sobrellevar la situación es la existencia de un Tú que aún no puedo llegar a valorar pero que sólo me aporta felicidad. También el humor absurdo que vengo arrastrando desde hace unos días. El ir a buscar contenedores de reciclaje cada media hora. En mi coche aparece cada cinco minutos algo nuevo que tirar a un contenedor tricolor. Mientras, el mundo se vuelve más loco si cabe. Parecía que no iba a llegar y ya veo el punto final de un verano más tranquilo que el de hace un año y más solitario, también. Supongo que echo de menos a mis compañeros de fatigas, del querer y no querer y las sonrisas que conllevan sus presencias.
Qué pasota estoy. Me importa una mierda que una zorra verdulera me toque los huevos. Y dos y tres. Tampoco me importan las faltas de educación que observo sin parar hacia mi persona. No me dan tan igual los aires, que me empiezan a marear hasta un punto álgido de locura e hipersensibilidad.

Vamos a dejar los recuerdos y a proponer algo más de animación. Con dinero o sin él, tampoco es tan difícil. Sólo dejarse llevar, que la quietud me mata y sin rabia y tragedia no concibo la vida.
Hazme sufrir un poco, hoy te lo perdono todo.

viernes, 24 de julio de 2009

Barbarie

En 27 horas exactas mi mundo cayó en picado. Se volvió a desordenar mi ya destartalada cabeza para dar paso a un orden extraño de principios sin prioridades, a mentiras no desmentidas (valga la redundancia). Las miradas se precipitan en un vacío francamente extraño y nuevo.

Aunque sólo crea en mi propia religión, me duele pensar diferente a lo establecido. Prejuicios y desconocimiento humano y sobrehumano. Originalidad vacua en un mundo escrito y repasado a pilot. Demasiado perfecto, diría yo.

Aún así, y a pesar de todo, sigo pensando que cambiando mi alrededor lograré cambiar una pequeña parte del mundo. Sí, es un grano de arena en un desierto. Pero si no existieran los granos de arena, tampoco lo haría el desierto.

Aunque para desierto en el que vivimos. Seco y árido, de ideales y compromisos. Like the life.

martes, 23 de junio de 2009

Summer nights

Tenía muchos planes para un verano que se presenta caluroso. Demasiados quizás.

El primero de todos era fugarme a Ibiza, conocer Formentera y vivir como en una película de Julio Medem todos los engaños y desengaños que te ofrecen unos días de evasión.
Más tarde, viajaría a Cádiz, visitaría a unos cuantos amigos y conocería a otros cuantos. Pasearía por la playa y bailaría hasta que mis 10 centímetros de tacón no pudiesen conmigo. Conocería a la perrita más guapa que he visto en mi vida y volvería a evadirme de las humanidades, vistas como actitudes humanas.
Después, volvería a mi rincón. Londres sería el próximo destino. Vería a viejos conocidos y pasearía por Candem cada día. Saldría por Picadilly y bebería mojitos en The International. Comprobaría también si continúa el camarero barcelonés que nos invitó a noches de champán hace ahora un par de años.
Entre tanto, leería Rayuela. Que ya es hora de acabar esta historia sin final. Conocería a fondo a Horacio, me haría amiga de la Maga y quizás cogería algo de cariño a Pola. Todo es ponerse. Incluso me sentiría identificada con cada una de las noches de borracheras sin límites por las calles de París. Volvería a creer en el amor, esa palabra...
Quería a su vez hacer ruta por Italia. Alquilar una vespa y sentir el viento en la cara durante 10 días, viendo Roma, Florencia, Milán, incluso llegaría a Venecia, si no es mucho pedir. Conocería cada rincón y cada pueblo en miniatura. Moriría de calor, pero merecería la pena.

Ahora bien: Sola es complicado. Sin dinero, más. Me planteo coger los bártulos y salir por patas de Madrid. Escaparme a un lugar donde nadie pueda encontrarme. Que todo el mundo piense que he sido secuestrada, y yo mientras tomando el sol en las Bahamas, leyendo Rayuela, que sería el único plan cumplido.

Au revoir, feliz vuelo.

martes, 26 de mayo de 2009

De luna en luna

Creo que en mi interior aún queda algo. Quizás es el duende de mi conciencia que ebrio, me empuja a encontrarte.
Ya son demasiados golpes. Y fracciones de segundo rotas por la llamarada que despierta tu imaginación en mí. Pero aún así, confío en él y me tiro de cabeza. Puede que la piscina esté vacía, pero estoy cansada de escuchar a la voz sobria y estricta. Estoy cansada de sopesar con balanza cada una de las decisiones y las consecuencias de mis actos.

Es época de cambios. Ya me lo dijo mi subconsciente en un sueño un tanto extraño. El verano está a la vuelta de la esquina y poseyéndonos anda la ligera luz de luna menguante. El cielo despejado y mil estrellas a nuestra disposición.

Me voy a saltar las reglas. Por una vez, nadie se dará cuenta. Te regalaré una estrella. La que menos brille, para que con tus susurros la hagas lucir de nuevo. Bailaremos hasta que el sol rompa nuestra cómica tragedia. Y disfrutaremos viviendo solos, acompañados de luces de neón y flashes ochenteros.

sábado, 23 de mayo de 2009

Lluvia ácida

Creo que me encantan las tormentas de verano.
Ver caer las gotas enormes y crear círculos concéntricos en los charcos.
Respirar escasa naturaleza por unos segundos.
Sonreír sin motivo.
Que saltes, me mojes, te grite y me parta el culo.
Correr, sufrir por mis sandalias.
Mirarme en un cristal empañado y pensar ¡estoy peor que horrible!
Ver escapar a la gente de la cálida llovizna.
Mirar como eres feliz.
Pensar con menos claridad.
Volver a sufrir, esta vez por mi pelo.
Bah, da igual. Vamos a disfrutar.
Cojernos de la mano.
Pasear bajo mil lágrimas.
Encender 20 velas. Ser escuchada.
Cantar bajo la lluvia y bailar hasta el amanecer.
Y sin embargo, te quiero.
¿Qué palabra no puedo decir? ¡ah sí! Amor.
Tabú.
Cállate.
Te vuelvo a mirar y me encantas.
Sueño que puedo volar.
Lo intento.
Oir el chisporroteo del agua cayendo a cántaros.
Relajación.
Te encuentro.
Volver a saltar en el charco. Esta vez te mojo yo.
Y no puedo dejar de reir.

jueves, 14 de mayo de 2009

99 palabras

¿99 palabras? Pero, ¿estamos locos? ¿Como voy a decirte en limitadas palabras algo que viaja desde la uña de mi dedo gordo del pie, hasta el último pelo de la cabeza?

¿Cómo te describo en 99 palabras lo que siento cuando te veo aparecer? ¿Cómo explico que me evaporo si me miras?

No, es imposible. Soy absolutamente incapaz de decirte todo con sólo 99 palabras. Soy una torpe, lo sé, pero tú me haces serlo. Es inaceptable escribir una tanda de letras para que tú entiendas que muero cada vez que me diriges una palabra. Si es amable, creo que estoy en el paraíso.

Sí, me haces sentir eso, y mucho más. Cuando me rozas bajando las escaleras o respiras en la otra punta de la habitación. Yo te siento. Siento cada movimiento y cada suspiro que se produce en tu cuerpo. Cada escalofrío que te da a tí, me lo trasmites. Cada emoción, cada pensamiento.

¿Cómo describirlo en 99 palabras? Aunque pensándolo bien, quizás pueda hacerlo sin ninguna.

Mírame a los ojos. Mírame otra vez.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Incoherencias existenciales

Tengo que hacer una tesis sobre mi estado. Más bien, hipótesis, porque la certeza no existe. Si existiese, no está en mis manos ni en las de cualquier energúmeno de mi especie. La verdad absoluta, para los filósofos. Yo ni creo en ella, ni me creo con capacidad para filosofar o evidenciar mis carencias.

Hoy necesito respuestas. Respuestas, que como la verdad absoluta, no creo que existan. No creo ni cuando veo. Y eso me hace menos llevadera la angustia con la que me levanto. No existe lo material, no existe lo artificial. No puedo encontrar evidencias ni a través de la física ni de la metafísica. Olvido recuerdos que procuraba atesorar. Que alguien me explique el concepto físico de tiempo, de espacio, de humor y de risa. Que alguien me siente en una silla y esclarezca mi mente que ahora anda en una profunda nívola unamuniana.

¿En qué dimensión existimos? ¿Cuántas dimensiones hay? ¿Porqué creemos saber, cuando no controlamos más del 5% de nuestra mente?

Mis conexiones neuronales fallan y no soy capaz de encontar la salida adecuada a tanta energía. Se me escapa por los poros y me siento más ignorante que nunca. ¿Qué sentido tiene vivir por puro instinto y pensar por funcionar básicamente como humano? Creía en lo abstracto, ahora tan sólo puedo dar engaños por respuesta. Poca nitidez cuestionable.

Quizás la única verdad se encuentre en las matemáticas, porque que yo sepa, desde el inicio de los tiempos (ese concepto que me gustaría aclarar) 2+2 han sido 4. Simbolicemoslo como queramos. La matemática y la vida, la mariposa que mueve las alas y crea un huracán al otro lado del mundo.

¿Casualidades? ¿Certezas? Incertidumbre.

lunes, 27 de abril de 2009

Reflexiones infrahumanas

Hoy es un día de esos, en los que me pregunto dónde estarán los besos que no me diste y los abrazos que se quedaron en el olvido. Y me respondo, que estoy necesitada. Necesitada de tu necesidad de tenerme cerca, al fin y al cabo, era lo que daba sentido a mi vida.

No puedo no verte. Te olvido y te recuerdo. Te dejo y me atrapas. ¿Porqué no te ahogas en mis lágrimas y te fumas la sangre de mis venas? Sé que no te dije te quiero, ni tan siquiera me acordé de quererte. ¿Es tarde? Vuelvo, de repente, a navegar en un universo de sueños rotos e ilusiones machacadas por la falta de voluntad. La tuya y la mía. La tuya por quedarte, la mía por huír.

Despierto y me hundo porque no descansas en mi almohada. Tus pensamientos escapan de mis reflexiones. Contribuyen a quitarme libertad. La libertad de no andar atada a ti, ni ser un conjunto de células de tu cuerpo.

Pasa el tiempo, despacio, frustrante. Y aún así, las comisuras de mis labios siguen caídas y mis ojos no ven más que el instante infinito de tu presencia.

martes, 14 de abril de 2009

Disfrutar


Mañana frenética. Gimnasio, sí. Step. Cinta. Elíptica. Ducha fresca. Mercadona. ¿Galletas? Galletas. Frutos secos (como mi cráneo). Últimos detalles. Metro y trasbordos. Aeropuerto. Despegar. Nervios constantes. Buen viaje. Aterrizar. Frío. ¿Dónde estará el autobús? ¡Es ese!. ¡Se va!. ¡Espera!. Viajar. Dormir mientras suena Sabina. Sobresalto. Atardecer. Estamos llegando. Increíble. A lo lejos la Torre Eiffel iluminada.
¿París? París.

lunes, 6 de abril de 2009

Atravesando el aire

Saqué ese último cigarro de la pitillera, y me dediqué a encenderlo con calma. Mientras absorbía esa mezcla de nicotina, alquitrán, monóxido de carbono y otras sustancias, miré hacia atrás en el camino trazado por el destino o cualquier extraña fuerza, y pensé si no habría sido mejor si hubiese actuado de otra forma.

Ya era tarde, y por supuesto que no iba a dedicarme a cambiar ni una letra en el transcurso de mi ajetreada vida, porque aunque mal y tarde, estaba orgullosa de ser quien era.

No podía quejarme, estaban ellos, dispuestos a levantarme en cada caída (que eran muchas, debido a mi personalidad bipolar), y sin duda, por primera vez, me tenía a mí. Tantas veces me había fallado y ahora, sin más, había vuelto para contrarrestar el vespertino malestar que me producía la noche.

Definitivamente no podía quejarme. Hacía tanto tiempo que esperaba ese momento, que aún pensé en hacerlo eterno. Patochadas.

Pensé en volar en globo, nunca lo había hecho. Al igual que probaría la tarta de manzana y haría un descanso en mi frenético ir y venir. Hablaría contigo y me reiría de nuevo hasta el amanecer.

Sí, buena idea.

Pero el cigarro estaba en las últimas. Absorbí esa última calada como si se tratara de mi último aliento. Después de expirar, pensé que la agonía había acabado y decidí no hacer nada más al respecto. Dejé la mente en blanco y me dejé sucumbir por el placer del descanso eterno.

domingo, 29 de marzo de 2009

Mitológico o quizás patológico

Durante una temporada he estado algo perdida. Viviendo en un universo algo paralelo, que por desgracia, no era el universo de los tios buenos en el que me gustaría vivir, sino algo mucho más dramático y patológico.

Hoy, aunque aún perdida, he visto un ligero reflejo y he respirado con algo más de libertad. Quizás siga a la espera de mi estoicismo y por ello siga sufriendo. O quizás tanta ataraxia es lo que me ha llevado a este punto irreflexivo y patético que no me permite andar hacia delante y tampoco volver hacia atrás.

Demasiadas historias, creo suponer. A veces, como dijiste, parece Almodóvar el que escribe cada párrafo de mi vida. Otras veces, parezco algo más un melodrama romántico de Walt Disney. Quizás Cenicienta. Pues a ver si encuentro mi zapato, o me lo traes tú en una calabaza gigante.

Sí, definitivamente eres lo que necesito. Hoy, y quizás ayer, pero no sabía verte. No sabía o no podía porque estaba demasiado ciega mirando al primer árbol que me crucé.

Espero que vuestra vida se arregle. Espero que seáis muy felices y supongo que puedo ofreceros mi apoyo, y en momentos de tensión mi ayuda. No me gustan los finales tristes, prefiero llorar de alegría. Y es que la vida son caminos, procuremos escoger los menos tortuosos. Elijamos los que están repletos de flores. Destronemos a Ares y sigamos a Atenea. Y sigo suponiendo que no es fácil dejarte atrás.

Vaya hervidero de ideas absurdas. De tanto suponer, me entró hambre.

jueves, 19 de marzo de 2009

Jazz

Siento que no sé ni expresar con palabras el malestar psíquico por sentirme identificada con Horacio. Esa puta similitud y el egocentrismo que me matan.

Ya me gustaría ser la Maga y ser buscada por un hombre como él. De los que te dibujan una boca distinta cada vez que te besan. Y de los que te reinventan una y otra vez para no aburrise de tus escasas virtudes.

Pero no. Ni soy la Maga ni lo seré. Ni pasearé por las calles de París esperando encontrarte por casualidad. Ni me asomaré a los puentes de Sena, ni te veré reflejado al lado de la luna.

Ingiero grandes cantidades de cerveza para encontarme en la situación. En un café bohemio con tertulias sobre la literatura. Pero, ¿es literatura? o ¿es realidad? Ficción de soledad misántropa.

Jazz y la conversación interminable.

martes, 17 de marzo de 2009

¿Qué significa seguir?

Todo está bien. Está sujeto con material frágil, pero equilibrado.

Baamm...

No podemos sujetar nuestra ilusión con pinzas o nuestra vida con un clip. Debemos agarrarla con fuerza para que no se nos escape. Pisar el suelo con pies de plomo. No volar, o esperar amor a cambio de nada. Hay veces que se vive con una ilusión desmesurada y de pronto... explosión. De rabia, de odio.

Pero lo peor no es eso, claramente. Lo peor es la indiferencia, el vacío, el desengaño. Qué ingenua... y yo que pensaba que el cielo era bonito y las nubes negras nunca volverían a tapar el sol.

Así aprendemos. Que las sonrisas suelen ser fingidas, que el amor es de papel y que la ilusión no sirve para nada que no sea precipitarte más rápidamente por un abismo infinito.
Nunca nos acostamos sin haber aprendido algo nuevo.

viernes, 27 de febrero de 2009

Dolor

Un día pensé, que después de eso lo soportaría todo. Que el dolor no podía hacer mella en mi no tan vulnerable cuerpo. Y que el miedo, que no me dejaba hablar ni respirar, se había ido para siempre.

Pero el dolor nunca es suficiente. Y cuando crees que puedes soportarlo todo, vuelve. Para recordarte que es mejor aferrarse a una piedra puntiaguda que dejarse caer. Y que una vez que caes, es demasiado tarde.

Y me arrepiento de haber perdido la fe en todo lo que me rodea y no poder ni tan siquiera pedir ayuda. Me arrepiento de cada día que paso contigo sin decirte que te quiero y que te admiro más que a nadie.

Creía que no lo volvería a sentir y ha vuelto. Me siento levitando entre espuma de sangre y no logro alzar la cabeza para no ahogarme en un cúmulo de mentiras. Y cuando sé la verdad, preferiría haber muerto ahogada.

Y es que es inevitable sentir que se me escapan los segundos y nada ni nadie puede ayudarme. Es inevitable rozar cada milésima pensando en tí.
Creo que no puedo volver a aguantarlo. Siento, que si aguanto un poco más, perderé el control de mi propia mente. Porque no puedo volver a ver esos pasillos infinitos, ni me puedo dejar abatir por el gris que inunda todo.

Pero sostengo la cabeza alta y finjo que no pasa nada.
Siempre he sido fuerte, y hoy no va a ser menos.

jueves, 26 de febrero de 2009

Claramente narcotizada

No sé muy bien que me está pasando. Estoy triste, si se puede llamar así. Sensible, llorosa y claramente narcotizada. Supongo que sé que no soy la que era. Me duele conocerte tan bien, que me matas. Y por si fuera poco el mundo de la noche no es ningún misterio para mí. Los conozco todos: todos los bares y moteles de carretera.

Conozco demasiadas cosas que desearía no conocer. Imagino, escapo, me evado de un mundo que no quiero ver. Pero lo veo, y me clava puñales de odio cada mísero segundo. Y vuelta a las andadas, y a sufrir un poco más.

No cabía en mí más pasión. Éramos tan diferentes. Tenías el pelo largo, o así apareces en mis sueños. Ya no confío ni en ellos, ni en tí. Porque me habéis dejado tirada tantas veces al lado de contenedores quemados y ratas callejeras, que a veces deseo que no existáis. Porque no soy yo. Porque lo que me consume no me hace más fuerte. Odio tener secretos y no poder compartirlos. Y cuando despierto, oliendo a alcohol de alta graduación y a cualquier tipo de sustancia, lo primero que pienso es en tí. Detrás del martilleo de mi cabeza, te vuelvo a ver como el primer día.

Creo que me estoy matando, y no consigo controlar todas las emociones y sobresaltos. Ya no sé ni organizar las llaves del hotel. Porque me evado y no soy yo, NO SOY YO. Por más que lo intente me dejé atrás una gran parte de tí. La que me cuidaba. Ahora soy sólo mar, un mar muerto esperando hacerte flotar.

Y vuelves, te veo y te hago callar. Porque no nos conocemos. Me desato y me escapo, por el laberinto que creamos juntos. Y ya no hay marcha atrás, porque me rozas y me muero.
Y tú me ves, reflejada en las luces de neón y piensas que me conoces. Crees que en un viaje me iré y te pediré favores. Prefiero dormir en la calle, sin cafés calientes ni brazos confortables. Porque como siempre me decías, cada uno escoge su camino. Y el mío es la angustia, y así no soy feliz.

Ya no me dueles. Aunque te siento. Te huelo, y te escucho.
Desearé que seas el fin. Desearé que seas mi fin.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Colores

Hoy estoy realmente emocionada. Será por la banda sonora, supongo.

Me he levantado viéndolo todo negro, muy negro. Tan negro que era complicado diferenciarte entre mis sábanas. Por eso decidí darle un matiz blanco, olvidando que la mezcla da gris, y no me gusta demasiado.

Una vez, haciendo un proyecto de tecnología me pasó algo parecido, pero le puse estrellitas de purpurina y le dio otro aire. Hoy he intentado hacer lo mismo, rellenar mi vida con estrellas: estrellas de purpurina de todos los colores. Y lo he conseguido. Por eso parece que sonrío con una frecuencia de 5 segundos y olvido más de 100 veces al día que te necesito.

Es impactante. A mí siempre me ha gustado la mezcla de colores.

http://www.youtube.com/watch?v=nVdCZk-JrjY

martes, 10 de febrero de 2009

Arte

Entramos sigilosamente para no despertar a Dante, su gato, que dormía cerca de un intento de radiador. Entramos despacio y sin tocarnos, porque sólo éramos amigos, y no podíamos sucumbir al desmadre de las pasiones dejándolas volar por todo el ático.

Era tanto su casa, como su estudio. O quizás era más su estudio que su casa, porque había cama, sí, pero estaba repleta de bocetos de mujeres sin cara. Cuerpos desnudos entregados, sin una mueca que reconocer en esa lánguida esfera.

No había paredes, había plenitud en el vacío. Sólo una habitación, un pequeño cuarto de baño, donde se aseaba cuando no tenía nada mejor que hacer. Porque era un bohemio, sí, de los buenos.

- Come lo que quieras - me dijo entre susurros - en el frigorífico encontrarás algo.

Pensé que lo único que quería comerme era a él, en un banquete desenfrenado, pero me contuve. Fui a la cocina y me reí. Dante pegó un salto y se dirigió al sofá mirándome con inseguridad. Vale, fue más que una risa, una carcajada, pero inevitable, sin duda. Lo que me encontré en la cocina me reafirmó en la convicción que tenía de que sin duda mi amigo, era un bohemio encantador. Ceniceros repletos, de colillas y punta de lápiz. De esa que huele tan bien y te transporta a primero de primaria, cuando trazas tu primer abecedario. También había café, mucho café por todos sitios. Café vertido en la encimera, café en la cafetera, café en tazas semivacías, café en el comedor de Dante.Por todos sitios. En el frigorífico encontré un paisaje no menos gracioso a la par que desolador. Cervezas y patatas fritas. Sí, ¡Patatas fritas! Dejé el hambre para después y me acerqué a ver sus cuadros.

Me enseñó cosas fascinantes y extraordinarias. No entendí algunos repletos de odio, pero la pasión se desbordaba en cada pincelada. Me gustó. No tenía televisión, por lo que decidimos tomarnos un par de cervezas sentados en el sofá, observando su obra y hablando de planes metafísicos de futuro. Un par de cervezas llevaron a otro par, y como no, se rompió la barrera de lo físico. Entrelazábamos nuestras manos y nos abrazábamos en la mínima oportunidad. Nuestra piel ardía, pero nuestra mente nos repetía una y otra vez, que eso era lo último que tenía que pasar.

Pero una vez más, pudo el arrebatado conjunto de sentimientos, y las fantásticas vistas que podíamos observar desde su ventana. Me llevó de la mano junto a la cama y me enseñó los bocetos de mujeres sin cara.

- ¿Porqué no tienen cara? - pregunté, no sin sentirme un poco ridícula.
- Porque todas esas mujeres es una única mujer. Con la que quiero dormir cada noche y al lado de la que quiero despertarme cada mañana. Pero no soy capaz de dibujar tanta belleza en un lienzo. No tengo el poder en las manos, ni soy el escultor de la perfección. Lo siento, pero no puedo dibujarte, eres demasiado para mis humildes trazos.

¡Oh no! No pude contenerme más, tuve que besarle, porque este poeta me tenía loca. Mi cuerpo había alcanzado tal grado de calor, que pensaba que moriría de una extraña fiebre en unos momentos. No fue así, aunque sí morí un poco. Nos abalanzamos el uno sobre el otro y caímos en la cama repleta de mujeres sin cara. Fue una lucha incansable que duró hasta que los primeros rayos de luz entraban por la ventana. Nos dormimos, exhaustos, sólo teníamos fuerzas para abrazarnos. Duró hasta que Dante se despertó y quiso dormir a nuestro lado, separando nuestros cuerpos que parecían ser un solo individuo.

Nos vestimos y tomamos café, que era lo único que sobraba en aquella casa.
Recorrimos todos los rincones queriéndonos un poco más cada instante. Me enseñó a querer sin reparos y a vivir emociones que creía olvidadas. Supongo que fue más de lo que nunca hubiera imaginado. Me sentí viva por una vez. Y me gustó sentirme acariciada por el sol que entraba por su ventana.

¡Como le quise!

lunes, 26 de enero de 2009

Vuelta a empezar

Llevo unos días pensando en darle un cambio radical a este ciber espacio. Releyendo entradas antiguas me he dado cuenta que mi intento de blog se ha convertido en una estúpida historia cursi sin principio ni final. A fragmentos de vidas pasadas y a primaveras sin nombres. Ya no me gusta, y realmente, cuando la inspiración se ha tomado un año absolutamente sabático (y lo que le queda), tengo muy pocas opciones para redecorar este espacio que empezó como una telaraña de sentimientos y reflexiones y ha acabado como Caperucita Roja sin lobo.

Será también que tú y yo nos encontramos en una etapa muy distinta a cuando empezó todo, hace apenas dos años (¿Serán tres?). Soy consciente de que siempre formarás parte de mí, pero no de mi vida, y quizás contigo se fugó mi inspiración (maldita promiscua). Supongo que el affaire que estáis teniendo debería ponerme celosa, pero ya no sé envidiar ni odiar. Lo dejo todo para las putas sin sentimientos.

Hoy ha sido un día gris oscuro, casi negro y tengo nostalgia. Nostalgia de ti en primer lugar. En segundo, deseo con todas mis fuerzas que funcione de una vez el acelerador de partículas para poder tele-transportarme cuando quiera y donde quiera. Hoy he tenido ganas de viajar a una playa desierta, con una ligera brisa y un sol espléndido. Deseaba, poder jugar con el protector solar en tu espalda a dibujar mil palabras sin significados aparentes. Anhelaba un cielo despejado y un tú entregado por completo a mí.

jueves, 22 de enero de 2009

Tierna madurez

Fluye un continuo rumor constante en el pequeño rincón de mi cabeza que guardo para ti. Aun recuerdo cuando nos conocimos, esa tarde soleada en la que inventamos mil historias que acababan bien. Recuerdo cuando nos convertíamos en policías y ladrones y jugábamos hasta que nos comía la noche. Aquellos juegos que hacían más perseverante nuestra imaginación infantil y destilaban nuestra vida de cualquier elemento negativo. Recuerdo cuando te declarabas, y yo me reía, sin creerte en absoluto. Supongo que de niña era casi tan desconfiada como ahora.

Sin darnos cuenta pasaron los años, y nos separamos. Caminos diferentes y vidas paralelas. Pero por gusto del destino coincidimos un día, y nos reconocimos al instante. Todo había cambiado aunque algo seguía igual, tu forma de mirarme, en eso sí que eras el mismo.

Mentes maduras y ternura infantil, el eclipse perfecto para contrarrestar las cicatrices que la vida había dejado a su paso. El niño que teníamos dentro saltaba de entusiasmo y volvimos a jugar. Esta vez, lo hicimos con fuego: se enredaron nuestras almas y creímos que existía algo más. Reímos y nos sentimos tan unidos como cuando te sometía al tercer grado. Arriesgamos sin más, y nos dejamos abrazar por el abanico de sensaciones que creíamos perdido. Cuando cayó la noche, me pediste un beso... una vez más, me reí.
Supongo que no éramos tan diferentes.

martes, 6 de enero de 2009

Tu nombre y tus propósitos

Supongo que sí, que tenía razón “Fígaro” hace unos cientos de años, cuando optó por la libertad eterna en lugar del sufrimiento terrenal. ¿Para qué engañarnos? Todo lo que dejó plasmado el primer articulista podría estar escrito en un día como hoy.

Sin más, escuchando ando conversaciones arduas sobre el fin y la muerte. Esos últimos suspiros de desasosiego y desesperanza cuando al fin y al cabo, es un desenlace conocido. No es una leyenda con final abierto, o una novela con final feliz. No hay “fueron felices y comieron perdices” porque la felicidad no es un final, es el comienzo del dolor.

Pasearé por el nublado jardín e inmortalizaré momentos tiernos, de esos que no se ven en una rutina cotidiana emborronada por lo que creemos verdadero y no es más que basura y vacuidad.

Y como últimamente no paro de volar por una cuarta dimensión, viéndote de forma corpórea cuando mis párpados andan pegados gracias a Somnus y tu cuerpo se hace real por obra y gracia de Morfeo, decido seguir ahí, fantaseando con la débil imaginación que me fue concebida. Porque el sueño siempre es mejor que esta realidad que, volviendo a mencionar a Fígaro, yace en un sepulcro de mentiras y máscaras.

Y no sé porque aguantamos el tenebroso desenlace. Supongo que somos muy ignorantes para saber que lo que hacemos aquí es alargar el tiempo y someternos a las leyes de la naturaleza.

Podría hablar mucho de ti, porque hay algo que nos une. El refugio interior, también obstaculizado por espesas cortinas de represión y rebeldía.

“Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos. ¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza! ¡Silencio, silencio!”

Pues SILENCIO, y que así sea.