martes, 18 de enero de 2011

Sin fuerza no hay paraíso

Decepción una vez más. Porque pienso, quizás injustamente, que hemos dado mucho. Porque me aterra la idea de perderlo todo. Porque la incertidumbre es la peor de las respuestas.

Y sí, tengo que aprender. Analizarme, evaluarme y dejar de caer una y otra vez en la misma piscina vacía. Y no confiar. Nunca más confiar. Porque duele ver que no sirve de nada haberlo hecho todo. Y recibir como pago una decepción tras otra, una desvinculación impensable.

Cuando me toque mover ficha, espero haber aprendido las reglas del juego. No volver a caer en las trampas de los jugadores desleales. Porque yo cuando quiero, lo hago con cada una de las células de mi cuerpo, y cuando juego, lo apuesto todo. Y no estoy dispuesta a volver a arriesgarme, a perder y a tener que entregar de nuevo cada uno de los céntimos de mi fortuna. Ya me he quedado sin blanca demasiadas veces. Y vacía no sé continuar con el juego.