viernes, 2 de marzo de 2012

Sombrero de copa, por favor.

Te he olido mientras andaba por la calle. El destino era una incógnita también para mí, de ahí la sorpresa de encontrarte en una colonia tan magnética. Mi paso firme y desenfadado fue mutilado por tu escasa presencia. Otra vez. Y es la decimosexta vez que me pasa.

Vi tu mirada, ¿recuerdas? Y la estuve persiguiendo en sueños pensando que algún día sería mía. Qué inocente.

Pero lo peor de todo no fue el día que tu mirada poseyó a algún viandante. Esa noche… ¿Recuerdas esa noche que vi tu boca? Era ella quien me perseguía. En cada uno de los hombres que se acercaban a saludarme, estaba tu sonrisa. En cada una de las palabras que intentaban decirme, estaba tu voz.

No sé si tú lo piensas, pero… me estoy volviendo loca. Al principio creí que era amor, pero ya está superando incluso sus límites. Sí, posiblemente sea algún tipo de locura leve. Me río sólo de pensar cómo me recibirás esta noche.

Por favor, espérame acompañado de tu perfume. Y si es posible… ponte el sombrero de copa.