jueves, 19 de marzo de 2009

Jazz

Siento que no sé ni expresar con palabras el malestar psíquico por sentirme identificada con Horacio. Esa puta similitud y el egocentrismo que me matan.

Ya me gustaría ser la Maga y ser buscada por un hombre como él. De los que te dibujan una boca distinta cada vez que te besan. Y de los que te reinventan una y otra vez para no aburrise de tus escasas virtudes.

Pero no. Ni soy la Maga ni lo seré. Ni pasearé por las calles de París esperando encontrarte por casualidad. Ni me asomaré a los puentes de Sena, ni te veré reflejado al lado de la luna.

Ingiero grandes cantidades de cerveza para encontarme en la situación. En un café bohemio con tertulias sobre la literatura. Pero, ¿es literatura? o ¿es realidad? Ficción de soledad misántropa.

Jazz y la conversación interminable.

4 comentarios:

Villain dijo...

Sabes qué te digo: si estás en un café oyendo jazz, hablando de literatura -una literatura cuyos límites no sabes dónde acaban y empieza la realidad- te aseguro que aprendes a vivir con ello, y los cafés bohemios donde suena jazz se convierten en un ansiado refugio cada vez que algo te preocupa. Es como una droga.

Villain dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Villain dijo...

Ana, quiero ver ese flickr ya, porque lo que no puede ser es que te vayas a Paris y, como es más que lógico, sacar millones de fotos, y luego a lo mejor obsequiarnos con una o dos.

Anónimo dijo...

Que suerte irte a París. Espero que el amor del que bebe esa ciudad te toque un poco aunque sea de pasada porque lo mereces. Horacio estará feliz por parecerte a él.

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