jueves, 5 de noviembre de 2009

He de decir que nunca he sido fan de las sorpresas. Se escapaban de mi estricto y controlador esquema mental. Pero me he dado cuenta a lo largo de estos intensos años de madurez, que en la vida todo cambia, nada se mantiene, y yo soy el ejemplo de ello.

Encontrar a todos mis amigos reunidos, cantando el cumpleaños feliz delante de una terraza llena de gente, me pareció increíble. Pasé la vergüenza de mi vida, eso sí, pero fue increíble. Lo mejor de todo es que me creo espabilada y no me di cuenta de nada. Iba con mi depresión por la vida sin darme cuenta que es lo que crecía a mi alrededor.

Las 16 personas con más calidad que podría conocer me hicieron el mejor regalo, su presencia. Sólo puedo estar agradecida, por aguantarme y celebrarme. Por ser como son, tan diferentes y tan iguales a mí. Por hacerme ver la luna en una racha donde estaba tapada por las nubes. Os quiero y me voy a dedicar enormemente a haceros felices. Porque vosotros me hacéis a mí.

Ana.

2 comentarios:

Lady of light dijo...

snif...aún no me creo q consiguiesemos hacer de la sorpresa algo desapercibido...y más para ti!! me alegro un montón! por un momento pensé que echarías a correr, uf!! la intención era sorprenderte y animarte...y creo q lo conseguimos...muak!

Unknown dijo...

Quizá llegue este comentario a tu espacio de arte literario y agradecimientos con bastante retraso, pero siento que no estaría bien pasar por aquí sin decirte que esa noche valió la pena sólo por poder verte sonreir como lo hiciste.
No sé si nosotros te hacemos a tí, o tú nos haces a nosotros, pero el resultado merece la pena.