martes, 9 de noviembre de 2010

9 de noviembre


Creo que es un buen día para volver a escribir. Sentarme y teclear lo que se evapore de mi mente. Aunque ahora es gélida y cuesta más llevarla a ebullción. Tengo que intentarlo.

Casas vacías.
Inhóspitas parcelas de soledad exacerbada.
Gusto por lo exquisito.
Frondosidad en el oscuro bosque de la tragedia.
Zapatos rotos.
Silencio desgarrador.
Tejas caídas y reflexiones divididas.
Cansancio, desmotivación y rutina.
Aves sobrevolando el pensamiento común.
Inteligencias desbordadas por sirope de fresa.
Desconcierto y fragilidad.
Preguntas y más preguntas.
Constante búsqueda de respuestas.
Y ahora, ¿qué?

La tortuosidad de nuestras melodías ha creado el melodrama exacto que compone la materia. Y como en aquel spot me pregunto, ¿de qué están hechos los sueños?
Y respondo de forma obscena. Los sueños están hechos de nubes: A menudo tiernos y espumosos. A menudo trágicos y terroríficos. Cual tormentas de sentimientos y deseos incumplidos. Como tú y yo en tiempos de crisis. Como carreteras sinuosas. Como mares embravecidos.

Como la vida.

2 comentarios:

Trafalgar dijo...

Me recuerda lo que has escrito a una vez que comparé los sueños con un papel.
Al fin y al cabo, los sueños solo son bonitos y perfectos cuando no se cumplen.

irene de la Flor dijo...

Madre mía, es una mezcla de Joaquín Sabina y algo empalagoso, como el sirope de fresa. Me ha gustado.