De modo terapéutico, quizás. No sé el porqué de estas líneas ni el porqué de mi estado de ánimo. Será que la suerte me abandonó hace ahora un año o que ya no confio ni en mí misma. No me permito volver la vista atrás (aunque es bueno a veces, como dice la canción), porque quizás encuentre laberintos mucho más entretenidos que las vías rectas frente a las que me encuentro en este preciso instante. Y quizás acuda al puente que hace ahora un año me salvó de morir en aquel torbellino de emociones y de morir atropellada por un turismo embriagado de alegría.
Colapsada, decepcionada y un poco traumatizada por no sé que celebración. Queriendo decir y callando o quizás gritando demasiado. El silencio a veces es un buen síntoma, y a veces no. Puede dar a entender un paro cardíaco, quien sabe.
A mí el corazón se me paró hace ahora un año, también. Dejó de funcionar y se transformó en un guijarro de río manchego. Gracioso ¿verdad? O no.
Dentro de dos días me encerraré en la oscuridad de mi cuarto, moriré de calor y pensaré en todo lo que debiera haber pensado hace un año. Y en lo que debiera haber pensado hace hoy 6 meses o 2. En lo que debería hacer y no hago. Y en lo que debería comer y no como.
¡Qué fatalidad! Hoy me siento romántica. Un Béquer encerrado en un cuerpo de mujer en pleno siglo XXI. Ya quisiera yo...
Cosas de la vida, sin lugar a dudas.
1 comentario:
Ya quisiera Béquer...
El verano atonta, tenemos mucho tiempo para pensar y el resto del dramatismo lo ponemos nosotros, que es lo que nos gusta.
Tu limítate a ponerte morena, beber horchata de chufa y reir en buena compañía.
Un beso con sabor a chocolate.
Publicar un comentario