miércoles, 4 de junio de 2008

Traficantes de sueños

Miércoles día 4 de junio de 2008.

Querido diario:

Hoy por motivos de trabajo tuve que viajar. Viajar hacia un lugar fantástico del cual hablaré más adelante.
Empecemos por el principio. Mi mañana fue catastrófica. La culpable de esto, tal vez también es la culpable de mis otros problemas: la cama. Me tenía pegada a ella y no pude levantarme hasta bien entradas las 10. Una vez despierta tuve que correr y arreglarme tan rápido como pude para llegar a tiempo a mi cita: 11 en punto en el metro de Sol con dirección Retiro. Antes de todo caí en la cuenta que no llevaba pilas para mi cámara (tan poco profesional como yo). Una vez equipada me encaminé al metro.
Tras dos minutos de retraso y un resbalón por las escaleras llego al punto exacto. Ya no estoy sóla. Viajamos hacia "La Feria del Libro".
Cuando llegamos quedamos francamente impresionadas por la cantidad de puestos abarrotados de libros que hay. Miramos al horizonte y vemos entre la multitud cientos de casetas enseñando sus más preciados tesoros.
Nos ponemos a trabajar. Una da una idea, la otra graba y mientras otra se queda embobada con los curiosos ejemplares de sexo tántrico.
Al final caí y lo compré de nuevo. Tan mágico como la primera vez. La verdad que este libro me tiene enamorada, tan enamorada como tú.
Después de entrevistar a un escritor novato y a un librero y grabar algunas imágenes para lo que más tarde será nuestro reportaje, nos dirigimos sin prisa pero sin pausa a tomar una suculenta caña al sol.
Lo mejor del día, sin duda, la compañía. La vuestra y la de esos tesoros de incalculable valor que venden por algo más de 8 euros.
Una vez terminado el "duro" trabajo, vuelta al metro y a casa. Pero ensimismada iba yo, en mi mundo como de costumbre, cuando se me ocurre abrir el libro y leer por cualquier página.
No podía haber elegido mejor mi subconsciente cuando sorprendida leo:

Mil veces he querido recuperar aquella primera tarde en el caserón de la avenida del Tibidabo con Bea en que el rumor de la lluvia se llevó el mundo. Mil veces he querido regresar y perderme en un recuerdo del que apenas puedo rescatar una imagen robada al calor de las llamas.

Mi parte favorita de aquella preciosa novela que me robó el corazón.
Es una casualidad, pensé mientras se me dibujaba una sonrisa en los labios. Pero como dice el genio que escribió esas líneas: No hay casualidades, somos títeres de nuestra inconsciencia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también quiero ir a la feria del libro.

Espero que no os sentara mal que no pudiera ir a lo del reportaje, pero no llegué hasta pasadas las 11 de la noche.

Nos vemos mañana loca encantadora.

Anónimo dijo...

No puedo decir que el libro me enganchó... no tenía tiempo suficiente para estar a todas horas con él. Lo único que puedo decir es que tras cada página, mi imaginación era más libre...

Necesito estar contigo y hacer algo, lo q sea, nuestros típicos hobbies o tirarnos en paracaidas. Me da igual. Y deja de decir que Madrid no sé qué y no sé cuantas, que no te creo.

tQ

Villain dijo...

Anónimo 1 y anónimo 2 son la misma persona?

Anónimo dijo...

no, no somos el mismo anónimo!