domingo, 24 de enero de 2010

Sweet

Siempre he amado como suena esta palabra: "sweet". Y siempre he tenido el consuelo que alguna vez en mi vida, mejor antes que después, la utilizaría para definir mi estado psicológico, sentimental y físico. Pero a medida que pasa el tiempo descubro que el dulce no tiene cabida en mi vida en ninguno de los sentidos que se le quiera dar.

Me preocupa la felicidad neutra. Tanto, que si le dedico unos minutos, acabaría pensando en el sentido que tiene vivirla.

Pero la apatía todavía gana la batalla.

Ahí queda. Yo por ahora, prefiero preocuparme de cosas importantes como tirarme en una playa desierta y dibujar soles con protector solar. Necesito metadona, tengo mono de verano.

Y de ti.

P.D. El otro día me hizo llorar amargamente una cebolla traidora. Entre éstas y los duendes se está arruinando mi vida.

martes, 22 de diciembre de 2009

Viaje astral

No sé muy bien si es un sueño o se trata de la realidad.

Estaba sentada, a las 12:37 en el suelo de una ciudad con poco de universitaria y mucho de navideña. Llevaba sin dormir 48 horas y me intentaba comer un sandwich mixto que a lo que menos sabía era a sandwich. Estaba frío y le faltaba sustancia. Meditaba callada sobre la noche anterior. Estaba acompañada de dos de mis compañeros favoritos de fatigas (del querer y no querer), de fantasmas del pasado y alguna que otra musa inspiradora.

Mirábamos en silencio como las pocas hojas que les quedaba a los árboles bailaban al compás de un vals marcado por el viento. Observábamos los restos de una sorprendente nevada y el cielo nuboso y lluvioso.

Nuestra mente trabajaba frenéticamente intentando recordar qué había pasado aquella noche. Las neuronas sólo recibían imágenes sueltas de una velada un tanto catastrófica. Bailábamos entre guitarras, rubias y más rubias, algún que otro chupito y rock de fondo. "Ha sido estupendo", pensamos.

Nos levantamos y miramos al infinito. El horizonte quebrado por un campo de rugby con algún que otro valiente pateando un balón.

Nos miramos extrañados: "Todo había sido real".

lunes, 16 de noviembre de 2009

Dando más vueltas de la cuenta

Andaba por el supermercado, sumergida en mi atormentada mente y buscando alguna excusa barata para poder comprar. Pero no. Ni excusas ni nada. Todo se sale de mi presupuesto. Yo no soy quien tiene conversaciones con Cupido, ni quien a las 3 de la mañana se acuerda de ti. Nunca he sido muy buena persona, aunque a día de hoy, creo que se me ha pegado algo de mucha gente y considero que he mejorado en muchos aspectos. Pero sigo sin tener dinero para comprar excusas.

Estoy más cansada que de costumbre, y dudo si es por mi exterior o por mi interior. Son luchas constantes y sin quererlo pierdo las fuerzas. No entiendo los sentimientos, y muchas veces soy algo psicópata. Me acuerdo cuando mirábamos las estrellas con unos quince años encima. Creyéndonos el primer amor. Tal para cual.

Ahora todo es diferente. En Madrid no hay estrellas que mirar, aunque hay lunas muy luminosas. Hay veces que quiero que respires mi aire y me dejes sin aliento. Otras, necesito mi espacio vital para sobrellevar el peso de la maldita vida. Sola puedo con todo.

Es curioso, pero una frase escrita en la puerta de un baño sucio de un bar en pleno centro se ha convertido en un resumen de mis días. Sustituiré esta semana mi filosofía de vida por la siguiente: El que quiere busca medios. El que no, busca excusas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

He de decir que nunca he sido fan de las sorpresas. Se escapaban de mi estricto y controlador esquema mental. Pero me he dado cuenta a lo largo de estos intensos años de madurez, que en la vida todo cambia, nada se mantiene, y yo soy el ejemplo de ello.

Encontrar a todos mis amigos reunidos, cantando el cumpleaños feliz delante de una terraza llena de gente, me pareció increíble. Pasé la vergüenza de mi vida, eso sí, pero fue increíble. Lo mejor de todo es que me creo espabilada y no me di cuenta de nada. Iba con mi depresión por la vida sin darme cuenta que es lo que crecía a mi alrededor.

Las 16 personas con más calidad que podría conocer me hicieron el mejor regalo, su presencia. Sólo puedo estar agradecida, por aguantarme y celebrarme. Por ser como son, tan diferentes y tan iguales a mí. Por hacerme ver la luna en una racha donde estaba tapada por las nubes. Os quiero y me voy a dedicar enormemente a haceros felices. Porque vosotros me hacéis a mí.

Ana.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Injustificado

Miré para atrás y te vi con la mirada más eterna que jamás había observado. Llena de tristeza, eso sí. Me dolía seguir andando sin poder abrazarte y consolarte. Pero es irónico que evapore el malestar el causante de él. Por lo tanto continué caminando por aquel paseo lleno de árboles. En otro momento, me hubiese parecido la postal más hermosa, pero entonces sangraba la vida.

Intenté no volver a pensarlo. Intenté no imaginarte tan sola y tan herida. Me daba miedo. Pero siempre he sido así, demasiado libertino. Me lo solía decir mi madre cada vez que largaba a alguna: "Cada uno recibe lo que da". Y razón no le faltaba. Porque ahí estaba yo, recuperando una libertad que ya no quería. Porque esta vez eras tú. Diferente como ninguna. La más mágica de todas. Y pesaba cada paso. Me alejaba cada segundo.

Fue el minuto más largo. Supe que necesitaba enjaularme de nuevo, porque ya no sabía volar. Me faltaban las alas, y esta vez las tenías tú. Me di la vuelta de nuevo y mientras observaba como te alejabas eché a correr hacia ti. Porque mañana era hoy.

jueves, 29 de octubre de 2009

Borrón y cuenta nueva

Ya son varias las personas que me animan a actualizar. No me pasa nada especialmente grave que me haga permanecer en la sombra. Sólo me ganó el pulso la pereza y me cuesta coger ventaja.

Mi tiempo ha desaparecido. Se lo tragó un agujero negro y no sé donde debo recuperarlo. El problema no sería tal si hiciese algo productivo. Nada. Absolutamente nada. Horas muertas en la facultad donde este año aprenderé bien poco. Mucha desmotivación y poco tiempo. Una ecuación de fácil incógnita.

Me siento observada y apaleada. Y sin motivo aparente. Estoy sumergida en un alto grado de pasotismo respecto a todo. Casi todo. Hay un cúmulo de gentecilla que goza de mi ligera atención. En el fondo os quiero a todos. Casi todos. Y aunque sea porque sepáis que estoy viva seguiré escribiendo. Y me odiaréis, algunos me odiaréis. Otros os sentiréis realizados por saberme entera.

Yo reciclo y vuelvo. Fuck you all.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Sin odio

No sabría decirte si escribo desde la tristeza de haberte perdido o desde la rabia. Mientras bebo una copa de venganza me doy cuenta de que más que nubes y lluvias de lágrimas, sobrevives en mis recuerdos alimentándote de mi rabia.

La rabia de saberte sin personalidad ni cojones. La rabia de verte usado como una mera marioneta al antojo de alguna que otra ignorante que no sabe ni lo que buscas. Que te llega al tobillo en cuanto a conocimientos de vida y muerte. Que no ve tu magia.

La vida es así. Y yo una conformista que me callo y silencio las pocas palabras que me quedan por decirte. Porque está prohibido, o te han prohibido. Aunque las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.

Pero te veo imitando la felicidad, consiguiendo sonrisas fingidas y dando pasos en falso... y eso si me produce tristeza.