Ya son varias las personas que me animan a actualizar. No me pasa nada especialmente grave que me haga permanecer en la sombra. Sólo me ganó el pulso la pereza y me cuesta coger ventaja.
Mi tiempo ha desaparecido. Se lo tragó un agujero negro y no sé donde debo recuperarlo. El problema no sería tal si hiciese algo productivo. Nada. Absolutamente nada. Horas muertas en la facultad donde este año aprenderé bien poco. Mucha desmotivación y poco tiempo. Una ecuación de fácil incógnita.
Me siento observada y apaleada. Y sin motivo aparente. Estoy sumergida en un alto grado de pasotismo respecto a todo. Casi todo. Hay un cúmulo de gentecilla que goza de mi ligera atención. En el fondo os quiero a todos. Casi todos. Y aunque sea porque sepáis que estoy viva seguiré escribiendo. Y me odiaréis, algunos me odiaréis. Otros os sentiréis realizados por saberme entera.
Yo reciclo y vuelvo. Fuck you all.
"Siempre seríamos dos fugitivos cabalgando a lomos de un libro, dispuestos a escaparse a través de mundos de ficción y sueños de segunda mano."
jueves, 29 de octubre de 2009
jueves, 10 de septiembre de 2009
Sin odio
No sabría decirte si escribo desde la tristeza de haberte perdido o desde la rabia. Mientras bebo una copa de venganza me doy cuenta de que más que nubes y lluvias de lágrimas, sobrevives en mis recuerdos alimentándote de mi rabia.
La rabia de saberte sin personalidad ni cojones. La rabia de verte usado como una mera marioneta al antojo de alguna que otra ignorante que no sabe ni lo que buscas. Que te llega al tobillo en cuanto a conocimientos de vida y muerte. Que no ve tu magia.
La vida es así. Y yo una conformista que me callo y silencio las pocas palabras que me quedan por decirte. Porque está prohibido, o te han prohibido. Aunque las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.
Pero te veo imitando la felicidad, consiguiendo sonrisas fingidas y dando pasos en falso... y eso si me produce tristeza.
La rabia de saberte sin personalidad ni cojones. La rabia de verte usado como una mera marioneta al antojo de alguna que otra ignorante que no sabe ni lo que buscas. Que te llega al tobillo en cuanto a conocimientos de vida y muerte. Que no ve tu magia.
La vida es así. Y yo una conformista que me callo y silencio las pocas palabras que me quedan por decirte. Porque está prohibido, o te han prohibido. Aunque las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.
Pero te veo imitando la felicidad, consiguiendo sonrisas fingidas y dando pasos en falso... y eso si me produce tristeza.
miércoles, 29 de julio de 2009
40º o más
Al otro lado de la ventana de mi habitación, observo que el mercurio asciende a 40º. Lo percibo como una extraña alucinación. Yo ando tapada y con el termostato del aire acondicionado en 17º. Tengo los pies congelados. He dejado de notar hasta el temblor que me provoca el frío. Me abrigo un poco más y te espero, porque sé que vendrás.
No sé hasta que punto esperar la lejana inspiración que necesito. Supongo que los días bochornosos de un verano sin un ápice de humedad y más seco que de costumbre, sedimentan mi forma de pensar. También puedo hablar de un síndrome premenstrual agravado por el descontrol hormonal. Si sumo ambos da lo que suelo llamar mi Yo interior. Ese espíritu intentando salir de los cuatro barrotes que lo encierran, psicológicamente mal formado y con un embarazo que no viene ni a cuento.
Lo único que me ayuda a sobrellevar la situación es la existencia de un Tú que aún no puedo llegar a valorar pero que sólo me aporta felicidad. También el humor absurdo que vengo arrastrando desde hace unos días. El ir a buscar contenedores de reciclaje cada media hora. En mi coche aparece cada cinco minutos algo nuevo que tirar a un contenedor tricolor. Mientras, el mundo se vuelve más loco si cabe. Parecía que no iba a llegar y ya veo el punto final de un verano más tranquilo que el de hace un año y más solitario, también. Supongo que echo de menos a mis compañeros de fatigas, del querer y no querer y las sonrisas que conllevan sus presencias.
Qué pasota estoy. Me importa una mierda que una zorra verdulera me toque los huevos. Y dos y tres. Tampoco me importan las faltas de educación que observo sin parar hacia mi persona. No me dan tan igual los aires, que me empiezan a marear hasta un punto álgido de locura e hipersensibilidad.
Vamos a dejar los recuerdos y a proponer algo más de animación. Con dinero o sin él, tampoco es tan difícil. Sólo dejarse llevar, que la quietud me mata y sin rabia y tragedia no concibo la vida.
Hazme sufrir un poco, hoy te lo perdono todo.
No sé hasta que punto esperar la lejana inspiración que necesito. Supongo que los días bochornosos de un verano sin un ápice de humedad y más seco que de costumbre, sedimentan mi forma de pensar. También puedo hablar de un síndrome premenstrual agravado por el descontrol hormonal. Si sumo ambos da lo que suelo llamar mi Yo interior. Ese espíritu intentando salir de los cuatro barrotes que lo encierran, psicológicamente mal formado y con un embarazo que no viene ni a cuento.
Lo único que me ayuda a sobrellevar la situación es la existencia de un Tú que aún no puedo llegar a valorar pero que sólo me aporta felicidad. También el humor absurdo que vengo arrastrando desde hace unos días. El ir a buscar contenedores de reciclaje cada media hora. En mi coche aparece cada cinco minutos algo nuevo que tirar a un contenedor tricolor. Mientras, el mundo se vuelve más loco si cabe. Parecía que no iba a llegar y ya veo el punto final de un verano más tranquilo que el de hace un año y más solitario, también. Supongo que echo de menos a mis compañeros de fatigas, del querer y no querer y las sonrisas que conllevan sus presencias.
Qué pasota estoy. Me importa una mierda que una zorra verdulera me toque los huevos. Y dos y tres. Tampoco me importan las faltas de educación que observo sin parar hacia mi persona. No me dan tan igual los aires, que me empiezan a marear hasta un punto álgido de locura e hipersensibilidad.
Vamos a dejar los recuerdos y a proponer algo más de animación. Con dinero o sin él, tampoco es tan difícil. Sólo dejarse llevar, que la quietud me mata y sin rabia y tragedia no concibo la vida.
Hazme sufrir un poco, hoy te lo perdono todo.
viernes, 24 de julio de 2009
Barbarie
En 27 horas exactas mi mundo cayó en picado. Se volvió a desordenar mi ya destartalada cabeza para dar paso a un orden extraño de principios sin prioridades, a mentiras no desmentidas (valga la redundancia). Las miradas se precipitan en un vacío francamente extraño y nuevo.
Aunque sólo crea en mi propia religión, me duele pensar diferente a lo establecido. Prejuicios y desconocimiento humano y sobrehumano. Originalidad vacua en un mundo escrito y repasado a pilot. Demasiado perfecto, diría yo.
Aún así, y a pesar de todo, sigo pensando que cambiando mi alrededor lograré cambiar una pequeña parte del mundo. Sí, es un grano de arena en un desierto. Pero si no existieran los granos de arena, tampoco lo haría el desierto.
Aunque para desierto en el que vivimos. Seco y árido, de ideales y compromisos. Like the life.
Aunque sólo crea en mi propia religión, me duele pensar diferente a lo establecido. Prejuicios y desconocimiento humano y sobrehumano. Originalidad vacua en un mundo escrito y repasado a pilot. Demasiado perfecto, diría yo.
Aún así, y a pesar de todo, sigo pensando que cambiando mi alrededor lograré cambiar una pequeña parte del mundo. Sí, es un grano de arena en un desierto. Pero si no existieran los granos de arena, tampoco lo haría el desierto.
Aunque para desierto en el que vivimos. Seco y árido, de ideales y compromisos. Like the life.
martes, 23 de junio de 2009
Summer nights
Tenía muchos planes para un verano que se presenta caluroso. Demasiados quizás.
El primero de todos era fugarme a Ibiza, conocer Formentera y vivir como en una película de Julio Medem todos los engaños y desengaños que te ofrecen unos días de evasión.
Más tarde, viajaría a Cádiz, visitaría a unos cuantos amigos y conocería a otros cuantos. Pasearía por la playa y bailaría hasta que mis 10 centímetros de tacón no pudiesen conmigo. Conocería a la perrita más guapa que he visto en mi vida y volvería a evadirme de las humanidades, vistas como actitudes humanas.
Después, volvería a mi rincón. Londres sería el próximo destino. Vería a viejos conocidos y pasearía por Candem cada día. Saldría por Picadilly y bebería mojitos en The International. Comprobaría también si continúa el camarero barcelonés que nos invitó a noches de champán hace ahora un par de años.
Entre tanto, leería Rayuela. Que ya es hora de acabar esta historia sin final. Conocería a fondo a Horacio, me haría amiga de la Maga y quizás cogería algo de cariño a Pola. Todo es ponerse. Incluso me sentiría identificada con cada una de las noches de borracheras sin límites por las calles de París. Volvería a creer en el amor, esa palabra...
Quería a su vez hacer ruta por Italia. Alquilar una vespa y sentir el viento en la cara durante 10 días, viendo Roma, Florencia, Milán, incluso llegaría a Venecia, si no es mucho pedir. Conocería cada rincón y cada pueblo en miniatura. Moriría de calor, pero merecería la pena.
Ahora bien: Sola es complicado. Sin dinero, más. Me planteo coger los bártulos y salir por patas de Madrid. Escaparme a un lugar donde nadie pueda encontrarme. Que todo el mundo piense que he sido secuestrada, y yo mientras tomando el sol en las Bahamas, leyendo Rayuela, que sería el único plan cumplido.
Au revoir, feliz vuelo.
El primero de todos era fugarme a Ibiza, conocer Formentera y vivir como en una película de Julio Medem todos los engaños y desengaños que te ofrecen unos días de evasión.
Más tarde, viajaría a Cádiz, visitaría a unos cuantos amigos y conocería a otros cuantos. Pasearía por la playa y bailaría hasta que mis 10 centímetros de tacón no pudiesen conmigo. Conocería a la perrita más guapa que he visto en mi vida y volvería a evadirme de las humanidades, vistas como actitudes humanas.
Después, volvería a mi rincón. Londres sería el próximo destino. Vería a viejos conocidos y pasearía por Candem cada día. Saldría por Picadilly y bebería mojitos en The International. Comprobaría también si continúa el camarero barcelonés que nos invitó a noches de champán hace ahora un par de años.
Entre tanto, leería Rayuela. Que ya es hora de acabar esta historia sin final. Conocería a fondo a Horacio, me haría amiga de la Maga y quizás cogería algo de cariño a Pola. Todo es ponerse. Incluso me sentiría identificada con cada una de las noches de borracheras sin límites por las calles de París. Volvería a creer en el amor, esa palabra...
Quería a su vez hacer ruta por Italia. Alquilar una vespa y sentir el viento en la cara durante 10 días, viendo Roma, Florencia, Milán, incluso llegaría a Venecia, si no es mucho pedir. Conocería cada rincón y cada pueblo en miniatura. Moriría de calor, pero merecería la pena.
Ahora bien: Sola es complicado. Sin dinero, más. Me planteo coger los bártulos y salir por patas de Madrid. Escaparme a un lugar donde nadie pueda encontrarme. Que todo el mundo piense que he sido secuestrada, y yo mientras tomando el sol en las Bahamas, leyendo Rayuela, que sería el único plan cumplido.
Au revoir, feliz vuelo.
martes, 26 de mayo de 2009
De luna en luna
Creo que en mi interior aún queda algo. Quizás es el duende de mi conciencia que ebrio, me empuja a encontrarte.
Ya son demasiados golpes. Y fracciones de segundo rotas por la llamarada que despierta tu imaginación en mí. Pero aún así, confío en él y me tiro de cabeza. Puede que la piscina esté vacía, pero estoy cansada de escuchar a la voz sobria y estricta. Estoy cansada de sopesar con balanza cada una de las decisiones y las consecuencias de mis actos.
Es época de cambios. Ya me lo dijo mi subconsciente en un sueño un tanto extraño. El verano está a la vuelta de la esquina y poseyéndonos anda la ligera luz de luna menguante. El cielo despejado y mil estrellas a nuestra disposición.
Me voy a saltar las reglas. Por una vez, nadie se dará cuenta. Te regalaré una estrella. La que menos brille, para que con tus susurros la hagas lucir de nuevo. Bailaremos hasta que el sol rompa nuestra cómica tragedia. Y disfrutaremos viviendo solos, acompañados de luces de neón y flashes ochenteros.
Ya son demasiados golpes. Y fracciones de segundo rotas por la llamarada que despierta tu imaginación en mí. Pero aún así, confío en él y me tiro de cabeza. Puede que la piscina esté vacía, pero estoy cansada de escuchar a la voz sobria y estricta. Estoy cansada de sopesar con balanza cada una de las decisiones y las consecuencias de mis actos.
Es época de cambios. Ya me lo dijo mi subconsciente en un sueño un tanto extraño. El verano está a la vuelta de la esquina y poseyéndonos anda la ligera luz de luna menguante. El cielo despejado y mil estrellas a nuestra disposición.
Me voy a saltar las reglas. Por una vez, nadie se dará cuenta. Te regalaré una estrella. La que menos brille, para que con tus susurros la hagas lucir de nuevo. Bailaremos hasta que el sol rompa nuestra cómica tragedia. Y disfrutaremos viviendo solos, acompañados de luces de neón y flashes ochenteros.
sábado, 23 de mayo de 2009
Lluvia ácida
Creo que me encantan las tormentas de verano.
Ver caer las gotas enormes y crear círculos concéntricos en los charcos.
Respirar escasa naturaleza por unos segundos.
Sonreír sin motivo.
Que saltes, me mojes, te grite y me parta el culo.
Correr, sufrir por mis sandalias.
Mirarme en un cristal empañado y pensar ¡estoy peor que horrible!
Ver escapar a la gente de la cálida llovizna.
Mirar como eres feliz.
Pensar con menos claridad.
Volver a sufrir, esta vez por mi pelo.
Bah, da igual. Vamos a disfrutar.
Cojernos de la mano.
Pasear bajo mil lágrimas.
Encender 20 velas. Ser escuchada.
Cantar bajo la lluvia y bailar hasta el amanecer.
Y sin embargo, te quiero.
¿Qué palabra no puedo decir? ¡ah sí! Amor.
Tabú.
Cállate.
Te vuelvo a mirar y me encantas.
Sueño que puedo volar.
Lo intento.
Oir el chisporroteo del agua cayendo a cántaros.
Relajación.
Te encuentro.
Volver a saltar en el charco. Esta vez te mojo yo.
Y no puedo dejar de reir.
Ver caer las gotas enormes y crear círculos concéntricos en los charcos.
Respirar escasa naturaleza por unos segundos.
Sonreír sin motivo.
Que saltes, me mojes, te grite y me parta el culo.
Correr, sufrir por mis sandalias.
Mirarme en un cristal empañado y pensar ¡estoy peor que horrible!
Ver escapar a la gente de la cálida llovizna.
Mirar como eres feliz.
Pensar con menos claridad.
Volver a sufrir, esta vez por mi pelo.
Bah, da igual. Vamos a disfrutar.
Cojernos de la mano.
Pasear bajo mil lágrimas.
Encender 20 velas. Ser escuchada.
Cantar bajo la lluvia y bailar hasta el amanecer.
Y sin embargo, te quiero.
¿Qué palabra no puedo decir? ¡ah sí! Amor.
Tabú.
Cállate.
Te vuelvo a mirar y me encantas.
Sueño que puedo volar.
Lo intento.
Oir el chisporroteo del agua cayendo a cántaros.
Relajación.
Te encuentro.
Volver a saltar en el charco. Esta vez te mojo yo.
Y no puedo dejar de reir.
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