Andaba por el supermercado, sumergida en mi atormentada mente y buscando alguna excusa barata para poder comprar. Pero no. Ni excusas ni nada. Todo se sale de mi presupuesto. Yo no soy quien tiene conversaciones con Cupido, ni quien a las 3 de la mañana se acuerda de ti. Nunca he sido muy buena persona, aunque a día de hoy, creo que se me ha pegado algo de mucha gente y considero que he mejorado en muchos aspectos. Pero sigo sin tener dinero para comprar excusas.
Estoy más cansada que de costumbre, y dudo si es por mi exterior o por mi interior. Son luchas constantes y sin quererlo pierdo las fuerzas. No entiendo los sentimientos, y muchas veces soy algo psicópata. Me acuerdo cuando mirábamos las estrellas con unos quince años encima. Creyéndonos el primer amor. Tal para cual.
Ahora todo es diferente. En Madrid no hay estrellas que mirar, aunque hay lunas muy luminosas. Hay veces que quiero que respires mi aire y me dejes sin aliento. Otras, necesito mi espacio vital para sobrellevar el peso de la maldita vida. Sola puedo con todo.
Es curioso, pero una frase escrita en la puerta de un baño sucio de un bar en pleno centro se ha convertido en un resumen de mis días. Sustituiré esta semana mi filosofía de vida por la siguiente: El que quiere busca medios. El que no, busca excusas.
"Siempre seríamos dos fugitivos cabalgando a lomos de un libro, dispuestos a escaparse a través de mundos de ficción y sueños de segunda mano."
lunes, 16 de noviembre de 2009
jueves, 5 de noviembre de 2009
He de decir que nunca he sido fan de las sorpresas. Se escapaban de mi estricto y controlador esquema mental. Pero me he dado cuenta a lo largo de estos intensos años de madurez, que en la vida todo cambia, nada se mantiene, y yo soy el ejemplo de ello.
Encontrar a todos mis amigos reunidos, cantando el cumpleaños feliz delante de una terraza llena de gente, me pareció increíble. Pasé la vergüenza de mi vida, eso sí, pero fue increíble. Lo mejor de todo es que me creo espabilada y no me di cuenta de nada. Iba con mi depresión por la vida sin darme cuenta que es lo que crecía a mi alrededor.
Las 16 personas con más calidad que podría conocer me hicieron el mejor regalo, su presencia. Sólo puedo estar agradecida, por aguantarme y celebrarme. Por ser como son, tan diferentes y tan iguales a mí. Por hacerme ver la luna en una racha donde estaba tapada por las nubes. Os quiero y me voy a dedicar enormemente a haceros felices. Porque vosotros me hacéis a mí.
Ana.
Encontrar a todos mis amigos reunidos, cantando el cumpleaños feliz delante de una terraza llena de gente, me pareció increíble. Pasé la vergüenza de mi vida, eso sí, pero fue increíble. Lo mejor de todo es que me creo espabilada y no me di cuenta de nada. Iba con mi depresión por la vida sin darme cuenta que es lo que crecía a mi alrededor.
Las 16 personas con más calidad que podría conocer me hicieron el mejor regalo, su presencia. Sólo puedo estar agradecida, por aguantarme y celebrarme. Por ser como son, tan diferentes y tan iguales a mí. Por hacerme ver la luna en una racha donde estaba tapada por las nubes. Os quiero y me voy a dedicar enormemente a haceros felices. Porque vosotros me hacéis a mí.
Ana.
domingo, 1 de noviembre de 2009
Injustificado
Miré para atrás y te vi con la mirada más eterna que jamás había observado. Llena de tristeza, eso sí. Me dolía seguir andando sin poder abrazarte y consolarte. Pero es irónico que evapore el malestar el causante de él. Por lo tanto continué caminando por aquel paseo lleno de árboles. En otro momento, me hubiese parecido la postal más hermosa, pero entonces sangraba la vida.
Intenté no volver a pensarlo. Intenté no imaginarte tan sola y tan herida. Me daba miedo. Pero siempre he sido así, demasiado libertino. Me lo solía decir mi madre cada vez que largaba a alguna: "Cada uno recibe lo que da". Y razón no le faltaba. Porque ahí estaba yo, recuperando una libertad que ya no quería. Porque esta vez eras tú. Diferente como ninguna. La más mágica de todas. Y pesaba cada paso. Me alejaba cada segundo.
Fue el minuto más largo. Supe que necesitaba enjaularme de nuevo, porque ya no sabía volar. Me faltaban las alas, y esta vez las tenías tú. Me di la vuelta de nuevo y mientras observaba como te alejabas eché a correr hacia ti. Porque mañana era hoy.
Intenté no volver a pensarlo. Intenté no imaginarte tan sola y tan herida. Me daba miedo. Pero siempre he sido así, demasiado libertino. Me lo solía decir mi madre cada vez que largaba a alguna: "Cada uno recibe lo que da". Y razón no le faltaba. Porque ahí estaba yo, recuperando una libertad que ya no quería. Porque esta vez eras tú. Diferente como ninguna. La más mágica de todas. Y pesaba cada paso. Me alejaba cada segundo.
Fue el minuto más largo. Supe que necesitaba enjaularme de nuevo, porque ya no sabía volar. Me faltaban las alas, y esta vez las tenías tú. Me di la vuelta de nuevo y mientras observaba como te alejabas eché a correr hacia ti. Porque mañana era hoy.
jueves, 29 de octubre de 2009
Borrón y cuenta nueva
Ya son varias las personas que me animan a actualizar. No me pasa nada especialmente grave que me haga permanecer en la sombra. Sólo me ganó el pulso la pereza y me cuesta coger ventaja.
Mi tiempo ha desaparecido. Se lo tragó un agujero negro y no sé donde debo recuperarlo. El problema no sería tal si hiciese algo productivo. Nada. Absolutamente nada. Horas muertas en la facultad donde este año aprenderé bien poco. Mucha desmotivación y poco tiempo. Una ecuación de fácil incógnita.
Me siento observada y apaleada. Y sin motivo aparente. Estoy sumergida en un alto grado de pasotismo respecto a todo. Casi todo. Hay un cúmulo de gentecilla que goza de mi ligera atención. En el fondo os quiero a todos. Casi todos. Y aunque sea porque sepáis que estoy viva seguiré escribiendo. Y me odiaréis, algunos me odiaréis. Otros os sentiréis realizados por saberme entera.
Yo reciclo y vuelvo. Fuck you all.
Mi tiempo ha desaparecido. Se lo tragó un agujero negro y no sé donde debo recuperarlo. El problema no sería tal si hiciese algo productivo. Nada. Absolutamente nada. Horas muertas en la facultad donde este año aprenderé bien poco. Mucha desmotivación y poco tiempo. Una ecuación de fácil incógnita.
Me siento observada y apaleada. Y sin motivo aparente. Estoy sumergida en un alto grado de pasotismo respecto a todo. Casi todo. Hay un cúmulo de gentecilla que goza de mi ligera atención. En el fondo os quiero a todos. Casi todos. Y aunque sea porque sepáis que estoy viva seguiré escribiendo. Y me odiaréis, algunos me odiaréis. Otros os sentiréis realizados por saberme entera.
Yo reciclo y vuelvo. Fuck you all.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Sin odio
No sabría decirte si escribo desde la tristeza de haberte perdido o desde la rabia. Mientras bebo una copa de venganza me doy cuenta de que más que nubes y lluvias de lágrimas, sobrevives en mis recuerdos alimentándote de mi rabia.
La rabia de saberte sin personalidad ni cojones. La rabia de verte usado como una mera marioneta al antojo de alguna que otra ignorante que no sabe ni lo que buscas. Que te llega al tobillo en cuanto a conocimientos de vida y muerte. Que no ve tu magia.
La vida es así. Y yo una conformista que me callo y silencio las pocas palabras que me quedan por decirte. Porque está prohibido, o te han prohibido. Aunque las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.
Pero te veo imitando la felicidad, consiguiendo sonrisas fingidas y dando pasos en falso... y eso si me produce tristeza.
La rabia de saberte sin personalidad ni cojones. La rabia de verte usado como una mera marioneta al antojo de alguna que otra ignorante que no sabe ni lo que buscas. Que te llega al tobillo en cuanto a conocimientos de vida y muerte. Que no ve tu magia.
La vida es así. Y yo una conformista que me callo y silencio las pocas palabras que me quedan por decirte. Porque está prohibido, o te han prohibido. Aunque las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.
Pero te veo imitando la felicidad, consiguiendo sonrisas fingidas y dando pasos en falso... y eso si me produce tristeza.
miércoles, 29 de julio de 2009
40º o más
Al otro lado de la ventana de mi habitación, observo que el mercurio asciende a 40º. Lo percibo como una extraña alucinación. Yo ando tapada y con el termostato del aire acondicionado en 17º. Tengo los pies congelados. He dejado de notar hasta el temblor que me provoca el frío. Me abrigo un poco más y te espero, porque sé que vendrás.
No sé hasta que punto esperar la lejana inspiración que necesito. Supongo que los días bochornosos de un verano sin un ápice de humedad y más seco que de costumbre, sedimentan mi forma de pensar. También puedo hablar de un síndrome premenstrual agravado por el descontrol hormonal. Si sumo ambos da lo que suelo llamar mi Yo interior. Ese espíritu intentando salir de los cuatro barrotes que lo encierran, psicológicamente mal formado y con un embarazo que no viene ni a cuento.
Lo único que me ayuda a sobrellevar la situación es la existencia de un Tú que aún no puedo llegar a valorar pero que sólo me aporta felicidad. También el humor absurdo que vengo arrastrando desde hace unos días. El ir a buscar contenedores de reciclaje cada media hora. En mi coche aparece cada cinco minutos algo nuevo que tirar a un contenedor tricolor. Mientras, el mundo se vuelve más loco si cabe. Parecía que no iba a llegar y ya veo el punto final de un verano más tranquilo que el de hace un año y más solitario, también. Supongo que echo de menos a mis compañeros de fatigas, del querer y no querer y las sonrisas que conllevan sus presencias.
Qué pasota estoy. Me importa una mierda que una zorra verdulera me toque los huevos. Y dos y tres. Tampoco me importan las faltas de educación que observo sin parar hacia mi persona. No me dan tan igual los aires, que me empiezan a marear hasta un punto álgido de locura e hipersensibilidad.
Vamos a dejar los recuerdos y a proponer algo más de animación. Con dinero o sin él, tampoco es tan difícil. Sólo dejarse llevar, que la quietud me mata y sin rabia y tragedia no concibo la vida.
Hazme sufrir un poco, hoy te lo perdono todo.
No sé hasta que punto esperar la lejana inspiración que necesito. Supongo que los días bochornosos de un verano sin un ápice de humedad y más seco que de costumbre, sedimentan mi forma de pensar. También puedo hablar de un síndrome premenstrual agravado por el descontrol hormonal. Si sumo ambos da lo que suelo llamar mi Yo interior. Ese espíritu intentando salir de los cuatro barrotes que lo encierran, psicológicamente mal formado y con un embarazo que no viene ni a cuento.
Lo único que me ayuda a sobrellevar la situación es la existencia de un Tú que aún no puedo llegar a valorar pero que sólo me aporta felicidad. También el humor absurdo que vengo arrastrando desde hace unos días. El ir a buscar contenedores de reciclaje cada media hora. En mi coche aparece cada cinco minutos algo nuevo que tirar a un contenedor tricolor. Mientras, el mundo se vuelve más loco si cabe. Parecía que no iba a llegar y ya veo el punto final de un verano más tranquilo que el de hace un año y más solitario, también. Supongo que echo de menos a mis compañeros de fatigas, del querer y no querer y las sonrisas que conllevan sus presencias.
Qué pasota estoy. Me importa una mierda que una zorra verdulera me toque los huevos. Y dos y tres. Tampoco me importan las faltas de educación que observo sin parar hacia mi persona. No me dan tan igual los aires, que me empiezan a marear hasta un punto álgido de locura e hipersensibilidad.
Vamos a dejar los recuerdos y a proponer algo más de animación. Con dinero o sin él, tampoco es tan difícil. Sólo dejarse llevar, que la quietud me mata y sin rabia y tragedia no concibo la vida.
Hazme sufrir un poco, hoy te lo perdono todo.
viernes, 24 de julio de 2009
Barbarie
En 27 horas exactas mi mundo cayó en picado. Se volvió a desordenar mi ya destartalada cabeza para dar paso a un orden extraño de principios sin prioridades, a mentiras no desmentidas (valga la redundancia). Las miradas se precipitan en un vacío francamente extraño y nuevo.
Aunque sólo crea en mi propia religión, me duele pensar diferente a lo establecido. Prejuicios y desconocimiento humano y sobrehumano. Originalidad vacua en un mundo escrito y repasado a pilot. Demasiado perfecto, diría yo.
Aún así, y a pesar de todo, sigo pensando que cambiando mi alrededor lograré cambiar una pequeña parte del mundo. Sí, es un grano de arena en un desierto. Pero si no existieran los granos de arena, tampoco lo haría el desierto.
Aunque para desierto en el que vivimos. Seco y árido, de ideales y compromisos. Like the life.
Aunque sólo crea en mi propia religión, me duele pensar diferente a lo establecido. Prejuicios y desconocimiento humano y sobrehumano. Originalidad vacua en un mundo escrito y repasado a pilot. Demasiado perfecto, diría yo.
Aún así, y a pesar de todo, sigo pensando que cambiando mi alrededor lograré cambiar una pequeña parte del mundo. Sí, es un grano de arena en un desierto. Pero si no existieran los granos de arena, tampoco lo haría el desierto.
Aunque para desierto en el que vivimos. Seco y árido, de ideales y compromisos. Like the life.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)