miércoles, 6 de mayo de 2009

Incoherencias existenciales

Tengo que hacer una tesis sobre mi estado. Más bien, hipótesis, porque la certeza no existe. Si existiese, no está en mis manos ni en las de cualquier energúmeno de mi especie. La verdad absoluta, para los filósofos. Yo ni creo en ella, ni me creo con capacidad para filosofar o evidenciar mis carencias.

Hoy necesito respuestas. Respuestas, que como la verdad absoluta, no creo que existan. No creo ni cuando veo. Y eso me hace menos llevadera la angustia con la que me levanto. No existe lo material, no existe lo artificial. No puedo encontrar evidencias ni a través de la física ni de la metafísica. Olvido recuerdos que procuraba atesorar. Que alguien me explique el concepto físico de tiempo, de espacio, de humor y de risa. Que alguien me siente en una silla y esclarezca mi mente que ahora anda en una profunda nívola unamuniana.

¿En qué dimensión existimos? ¿Cuántas dimensiones hay? ¿Porqué creemos saber, cuando no controlamos más del 5% de nuestra mente?

Mis conexiones neuronales fallan y no soy capaz de encontar la salida adecuada a tanta energía. Se me escapa por los poros y me siento más ignorante que nunca. ¿Qué sentido tiene vivir por puro instinto y pensar por funcionar básicamente como humano? Creía en lo abstracto, ahora tan sólo puedo dar engaños por respuesta. Poca nitidez cuestionable.

Quizás la única verdad se encuentre en las matemáticas, porque que yo sepa, desde el inicio de los tiempos (ese concepto que me gustaría aclarar) 2+2 han sido 4. Simbolicemoslo como queramos. La matemática y la vida, la mariposa que mueve las alas y crea un huracán al otro lado del mundo.

¿Casualidades? ¿Certezas? Incertidumbre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Menuda paranoia, me ha costado firmar releer el texto 3 veces. Demasiado esfuerzo para mi.
¿Sabes para qué cojones sirve vivir por instinto y como humano? Pues nada más y nada menos que para exprimir lo único que por el momento tienes por seguro: la vida. Tomando por vida aquello que ahora nos rodea: el dolor, la belleza, tú, quienes te rodean, el gimnasio donde te machacas, el "moje" que engulles, el sol que te tuesta, las caricias que te dan, los abrazos y los besos. La enfermedad, la quiebra, el estrés, los agobios, la incertidumbre, los retortijones, los nervios, el enfado.

Para eso sirve ser humano y para eso sirve no pensar en otras dimensiones, otras energías y otras historias. Para buscar incansablemente la respuesta de todas aquellas preguntas que nos angustian y desesperan. No obtendremos jamás la respuesta, pero corretearemos por mil lugares y conoceremos mil verdades distintas y ese viaje, probablemente sea el más intenso de todos los que puedas realizar.

kief dijo...

qué razón tienes Anónimo, que buena respuesta!

Anónimo dijo...

La verdad que el texto si es paranoico pero... ¿qué es la vida sino una paranoia?


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