Tengo que hacer una tesis sobre mi estado. Más bien, hipótesis, porque la certeza no existe. Si existiese, no está en mis manos ni en las de cualquier energúmeno de mi especie. La verdad absoluta, para los filósofos. Yo ni creo en ella, ni me creo con capacidad para filosofar o evidenciar mis carencias.
Hoy necesito respuestas. Respuestas, que como la verdad absoluta, no creo que existan. No creo ni cuando veo. Y eso me hace menos llevadera la angustia con la que me levanto. No existe lo material, no existe lo artificial. No puedo encontrar evidencias ni a través de la física ni de la metafísica. Olvido recuerdos que procuraba atesorar. Que alguien me explique el concepto físico de tiempo, de espacio, de humor y de risa. Que alguien me siente en una silla y esclarezca mi mente que ahora anda en una profunda nívola unamuniana.
¿En qué dimensión existimos? ¿Cuántas dimensiones hay? ¿Porqué creemos saber, cuando no controlamos más del 5% de nuestra mente?
Mis conexiones neuronales fallan y no soy capaz de encontar la salida adecuada a tanta energía. Se me escapa por los poros y me siento más ignorante que nunca. ¿Qué sentido tiene vivir por puro instinto y pensar por funcionar básicamente como humano? Creía en lo abstracto, ahora tan sólo puedo dar engaños por respuesta. Poca nitidez cuestionable.
Quizás la única verdad se encuentre en las matemáticas, porque que yo sepa, desde el inicio de los tiempos (ese concepto que me gustaría aclarar) 2+2 han sido 4. Simbolicemoslo como queramos. La matemática y la vida, la mariposa que mueve las alas y crea un huracán al otro lado del mundo.
¿Casualidades? ¿Certezas? Incertidumbre.
"Siempre seríamos dos fugitivos cabalgando a lomos de un libro, dispuestos a escaparse a través de mundos de ficción y sueños de segunda mano."
miércoles, 6 de mayo de 2009
lunes, 27 de abril de 2009
Reflexiones infrahumanas
Hoy es un día de esos, en los que me pregunto dónde estarán los besos que no me diste y los abrazos que se quedaron en el olvido. Y me respondo, que estoy necesitada. Necesitada de tu necesidad de tenerme cerca, al fin y al cabo, era lo que daba sentido a mi vida.
No puedo no verte. Te olvido y te recuerdo. Te dejo y me atrapas. ¿Porqué no te ahogas en mis lágrimas y te fumas la sangre de mis venas? Sé que no te dije te quiero, ni tan siquiera me acordé de quererte. ¿Es tarde? Vuelvo, de repente, a navegar en un universo de sueños rotos e ilusiones machacadas por la falta de voluntad. La tuya y la mía. La tuya por quedarte, la mía por huír.
Despierto y me hundo porque no descansas en mi almohada. Tus pensamientos escapan de mis reflexiones. Contribuyen a quitarme libertad. La libertad de no andar atada a ti, ni ser un conjunto de células de tu cuerpo.
Pasa el tiempo, despacio, frustrante. Y aún así, las comisuras de mis labios siguen caídas y mis ojos no ven más que el instante infinito de tu presencia.
No puedo no verte. Te olvido y te recuerdo. Te dejo y me atrapas. ¿Porqué no te ahogas en mis lágrimas y te fumas la sangre de mis venas? Sé que no te dije te quiero, ni tan siquiera me acordé de quererte. ¿Es tarde? Vuelvo, de repente, a navegar en un universo de sueños rotos e ilusiones machacadas por la falta de voluntad. La tuya y la mía. La tuya por quedarte, la mía por huír.
Despierto y me hundo porque no descansas en mi almohada. Tus pensamientos escapan de mis reflexiones. Contribuyen a quitarme libertad. La libertad de no andar atada a ti, ni ser un conjunto de células de tu cuerpo.
Pasa el tiempo, despacio, frustrante. Y aún así, las comisuras de mis labios siguen caídas y mis ojos no ven más que el instante infinito de tu presencia.
martes, 14 de abril de 2009
Disfrutar
Mañana frenética. Gimnasio, sí. Step. Cinta. Elíptica. Ducha fresca. Mercadona. ¿Galletas? Galletas. Frutos secos (como mi cráneo). Últimos detalles. Metro y trasbordos. Aeropuerto. Despegar. Nervios constantes. Buen viaje. Aterrizar. Frío. ¿Dónde estará el autobús? ¡Es ese!. ¡Se va!. ¡Espera!. Viajar. Dormir mientras suena Sabina. Sobresalto. Atardecer. Estamos llegando. Increíble. A lo lejos la Torre Eiffel iluminada.
¿París? París.
lunes, 6 de abril de 2009
Atravesando el aire
Saqué ese último cigarro de la pitillera, y me dediqué a encenderlo con calma. Mientras absorbía esa mezcla de nicotina, alquitrán, monóxido de carbono y otras sustancias, miré hacia atrás en el camino trazado por el destino o cualquier extraña fuerza, y pensé si no habría sido mejor si hubiese actuado de otra forma.
Ya era tarde, y por supuesto que no iba a dedicarme a cambiar ni una letra en el transcurso de mi ajetreada vida, porque aunque mal y tarde, estaba orgullosa de ser quien era.
No podía quejarme, estaban ellos, dispuestos a levantarme en cada caída (que eran muchas, debido a mi personalidad bipolar), y sin duda, por primera vez, me tenía a mí. Tantas veces me había fallado y ahora, sin más, había vuelto para contrarrestar el vespertino malestar que me producía la noche.
Definitivamente no podía quejarme. Hacía tanto tiempo que esperaba ese momento, que aún pensé en hacerlo eterno. Patochadas.
Pensé en volar en globo, nunca lo había hecho. Al igual que probaría la tarta de manzana y haría un descanso en mi frenético ir y venir. Hablaría contigo y me reiría de nuevo hasta el amanecer.
Sí, buena idea.
Pero el cigarro estaba en las últimas. Absorbí esa última calada como si se tratara de mi último aliento. Después de expirar, pensé que la agonía había acabado y decidí no hacer nada más al respecto. Dejé la mente en blanco y me dejé sucumbir por el placer del descanso eterno.
Ya era tarde, y por supuesto que no iba a dedicarme a cambiar ni una letra en el transcurso de mi ajetreada vida, porque aunque mal y tarde, estaba orgullosa de ser quien era.
No podía quejarme, estaban ellos, dispuestos a levantarme en cada caída (que eran muchas, debido a mi personalidad bipolar), y sin duda, por primera vez, me tenía a mí. Tantas veces me había fallado y ahora, sin más, había vuelto para contrarrestar el vespertino malestar que me producía la noche.
Definitivamente no podía quejarme. Hacía tanto tiempo que esperaba ese momento, que aún pensé en hacerlo eterno. Patochadas.
Pensé en volar en globo, nunca lo había hecho. Al igual que probaría la tarta de manzana y haría un descanso en mi frenético ir y venir. Hablaría contigo y me reiría de nuevo hasta el amanecer.
Sí, buena idea.
Pero el cigarro estaba en las últimas. Absorbí esa última calada como si se tratara de mi último aliento. Después de expirar, pensé que la agonía había acabado y decidí no hacer nada más al respecto. Dejé la mente en blanco y me dejé sucumbir por el placer del descanso eterno.
domingo, 29 de marzo de 2009
Mitológico o quizás patológico
Durante una temporada he estado algo perdida. Viviendo en un universo algo paralelo, que por desgracia, no era el universo de los tios buenos en el que me gustaría vivir, sino algo mucho más dramático y patológico.
Hoy, aunque aún perdida, he visto un ligero reflejo y he respirado con algo más de libertad. Quizás siga a la espera de mi estoicismo y por ello siga sufriendo. O quizás tanta ataraxia es lo que me ha llevado a este punto irreflexivo y patético que no me permite andar hacia delante y tampoco volver hacia atrás.
Demasiadas historias, creo suponer. A veces, como dijiste, parece Almodóvar el que escribe cada párrafo de mi vida. Otras veces, parezco algo más un melodrama romántico de Walt Disney. Quizás Cenicienta. Pues a ver si encuentro mi zapato, o me lo traes tú en una calabaza gigante.
Sí, definitivamente eres lo que necesito. Hoy, y quizás ayer, pero no sabía verte. No sabía o no podía porque estaba demasiado ciega mirando al primer árbol que me crucé.
Espero que vuestra vida se arregle. Espero que seáis muy felices y supongo que puedo ofreceros mi apoyo, y en momentos de tensión mi ayuda. No me gustan los finales tristes, prefiero llorar de alegría. Y es que la vida son caminos, procuremos escoger los menos tortuosos. Elijamos los que están repletos de flores. Destronemos a Ares y sigamos a Atenea. Y sigo suponiendo que no es fácil dejarte atrás.
Vaya hervidero de ideas absurdas. De tanto suponer, me entró hambre.
Hoy, aunque aún perdida, he visto un ligero reflejo y he respirado con algo más de libertad. Quizás siga a la espera de mi estoicismo y por ello siga sufriendo. O quizás tanta ataraxia es lo que me ha llevado a este punto irreflexivo y patético que no me permite andar hacia delante y tampoco volver hacia atrás.
Demasiadas historias, creo suponer. A veces, como dijiste, parece Almodóvar el que escribe cada párrafo de mi vida. Otras veces, parezco algo más un melodrama romántico de Walt Disney. Quizás Cenicienta. Pues a ver si encuentro mi zapato, o me lo traes tú en una calabaza gigante.
Sí, definitivamente eres lo que necesito. Hoy, y quizás ayer, pero no sabía verte. No sabía o no podía porque estaba demasiado ciega mirando al primer árbol que me crucé.
Espero que vuestra vida se arregle. Espero que seáis muy felices y supongo que puedo ofreceros mi apoyo, y en momentos de tensión mi ayuda. No me gustan los finales tristes, prefiero llorar de alegría. Y es que la vida son caminos, procuremos escoger los menos tortuosos. Elijamos los que están repletos de flores. Destronemos a Ares y sigamos a Atenea. Y sigo suponiendo que no es fácil dejarte atrás.
Vaya hervidero de ideas absurdas. De tanto suponer, me entró hambre.
jueves, 19 de marzo de 2009
Jazz
Siento que no sé ni expresar con palabras el malestar psíquico por sentirme identificada con Horacio. Esa puta similitud y el egocentrismo que me matan.
Ya me gustaría ser la Maga y ser buscada por un hombre como él. De los que te dibujan una boca distinta cada vez que te besan. Y de los que te reinventan una y otra vez para no aburrise de tus escasas virtudes.
Pero no. Ni soy la Maga ni lo seré. Ni pasearé por las calles de París esperando encontrarte por casualidad. Ni me asomaré a los puentes de Sena, ni te veré reflejado al lado de la luna.
Ingiero grandes cantidades de cerveza para encontarme en la situación. En un café bohemio con tertulias sobre la literatura. Pero, ¿es literatura? o ¿es realidad? Ficción de soledad misántropa.
Jazz y la conversación interminable.
Ya me gustaría ser la Maga y ser buscada por un hombre como él. De los que te dibujan una boca distinta cada vez que te besan. Y de los que te reinventan una y otra vez para no aburrise de tus escasas virtudes.
Pero no. Ni soy la Maga ni lo seré. Ni pasearé por las calles de París esperando encontrarte por casualidad. Ni me asomaré a los puentes de Sena, ni te veré reflejado al lado de la luna.
Ingiero grandes cantidades de cerveza para encontarme en la situación. En un café bohemio con tertulias sobre la literatura. Pero, ¿es literatura? o ¿es realidad? Ficción de soledad misántropa.
Jazz y la conversación interminable.
martes, 17 de marzo de 2009
¿Qué significa seguir?
Todo está bien. Está sujeto con material frágil, pero equilibrado.
Baamm...
No podemos sujetar nuestra ilusión con pinzas o nuestra vida con un clip. Debemos agarrarla con fuerza para que no se nos escape. Pisar el suelo con pies de plomo. No volar, o esperar amor a cambio de nada. Hay veces que se vive con una ilusión desmesurada y de pronto... explosión. De rabia, de odio.
Pero lo peor no es eso, claramente. Lo peor es la indiferencia, el vacío, el desengaño. Qué ingenua... y yo que pensaba que el cielo era bonito y las nubes negras nunca volverían a tapar el sol.
Así aprendemos. Que las sonrisas suelen ser fingidas, que el amor es de papel y que la ilusión no sirve para nada que no sea precipitarte más rápidamente por un abismo infinito.
Nunca nos acostamos sin haber aprendido algo nuevo.
Baamm...
No podemos sujetar nuestra ilusión con pinzas o nuestra vida con un clip. Debemos agarrarla con fuerza para que no se nos escape. Pisar el suelo con pies de plomo. No volar, o esperar amor a cambio de nada. Hay veces que se vive con una ilusión desmesurada y de pronto... explosión. De rabia, de odio.
Pero lo peor no es eso, claramente. Lo peor es la indiferencia, el vacío, el desengaño. Qué ingenua... y yo que pensaba que el cielo era bonito y las nubes negras nunca volverían a tapar el sol.
Así aprendemos. Que las sonrisas suelen ser fingidas, que el amor es de papel y que la ilusión no sirve para nada que no sea precipitarte más rápidamente por un abismo infinito.
Nunca nos acostamos sin haber aprendido algo nuevo.
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