viernes, 14 de noviembre de 2008

ESPIRAL

Por un segundo se fugó la melodramática inspiración en la que estaba ahogada y se me dibujó una sonrisa en la cara. Pero simplemente eso, un segundo. Más tarde, una respuesta contundente me hizo volver al sucio asfalto y, como un tren de alta velocidad, aleja cualquier signo de felicidad escondida bajo la máscara de felicidad eterna.

No se puede dar todo por hecho, ni suponer, ni imaginar. Dicen que los hombres también lloran, pues bien, la gente como yo lo hacemos también. Y estoy harta de gritar con lágrimas y de dejar la felicidad en un mero intento fallido.

Y me ahogo pensando que la espiral que me envuelve cada vez me arrastra a su núcleo con más fuerza, con una conmovedora e irretenible fuerza.

Algún día lo superaré, miraré atrás y me reiré de tanto sueño roto. Algún día me libraré de su poder y no seré etérea. Seré yo misma: empezaré comprándome un gran anillo de oro para pegar puñetazos a los malos sueños y a las noches en vela.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Sin más

Hace algunos meses, me hicieron un encargo difícil de satisfacer. Debía escribir una carta de amor. De corazón a corazón, de razón a razón. Al principio dudé, pues no es fácil escribir de amor cuando la inspiración y el mismo sentimiento se han ido no dejando ni tan siquiera muestras de haber estado en algún momento.

Pensé y pensé. Gasté neuronas, muchas. Gasté papel, tinta, pero no había manera. Hasta que un día, sin previo aviso, apareciste cual ángel caído. Me dedicaste la mirada más tierna y la sonrisa más bonita que yo había visto en mi vida. En ese instante todo cambió. Cogí el papel y hablaba solo. Las palabras salían como el cauce de un río a punto de desbordarse. Avanzaba por esa magnífica carta y estaba sedienta de ti. No podía parar de escribir ni tú parar de leer. Supuse que era el comienzo de una bonita historia, con carta de amor incluida. Supongo que lo fue. A pesar de mi inspiración me di cuenta de un triste detalle. El escrito era demasiado personal. Hablaba de nuestros momentos, de nuestras caricias. De lo que sentí la primera y la última vez que te vi. Hablaba de cuerpos y de pieles fusionadas. Me dí cuenta de que no podía vender mis palabras (o tuyas) por cuatro monedas de oro. No podía vender mi historia por más que necesitara ese trabajo.

Cuando llegó el momento final, el momento en el que tenía que entregar el manuscrito, sólo se me ocurrió una cosa, y escribí en él:

“Si no hay amor, no hay manuscrito, y si lo hay, el papel hablará por sí sólo.”

Pensé que sería mi fin, que mi carrera como escritora se había acabado, pero a los pocos días me llegó una carta en la que ponía en letras decorosas:

“Gracias por hacerme sentir, vivir y gracias sobre todo por hacer hablar a mi papel.”

De repente sonreí y el mundo se desvaneció.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Crisis

Estamos sumidos en una profunda y verdadera crisis, aunque no sólo financiera, que también. La crisis que nos posee es la de la falta de ideales y la falta de sueños. Lo que conlleva, no sólo un vacío emocional muy grande sino también la dejadez: el dejar de luchar por lo que de verdad importa, el darlo todo por hecho sin importarnos el futuro, que tan prometedor debería ser.
Así perdemos, ni más ni menos, las esperanzas que deberíamos tener como animales racionales. Pero ya veís... animales, ni más ni menos.

Hoy aprendí, en una de esas fantásticas clases que han ocupado la mitad de mi tiempo, que sin el buen planteamiento del problema, la búsqueda de soluciones se hace una tarea prácticamente imposible. Por lo tanto, carecemos de solución inmediata para el problema (quizás mal) planteado.

Yo propongo algo: dejarnos volar por el paraíso de vez en cuando y conservar, cuando despertemos, la flor que cogimos en el Edén, para cerciorarnos de que estuvimos allí, flotando entre naturaleza y seres fantásticos.

Supongo, que como buena manzana prohibida, los ideales me persiguen y las ilusiones se hacen con cada minuto de mi día a día. Pero ¿qué se le va a hacer? Hay que vivir de algo más que de aire... Y yo, no me conformo con poco.

viernes, 22 de agosto de 2008

Paréntesis

Te marchaste y mis respuestas viajaron contigo. Al principio te admiraba y deseaba ser como tú. Al final sencillamente te amaba.

No soy como las demás, es cierto. Quizás no te abrazara después de hacer el amor o no te dijese lo que sentía por miedo a que huyeses despavorido. Quizás guardaba las palabras sinceras para después o quizás ni siquiera fuese capaz de pensar con sinceridad.

Puede que desde hace unos días sólo viva de recuerdos, que desde que te fuiste tu mirada me persiga. Puede que no haya pegado ojo pensando en ti o que haya dormido soñando contigo, ya nunca lo sabré. Sólo sé que no puedo dejar de leerte, que quererte es tan necesario como respirar y que mi vida se quedó vacía el día que dijiste adiós. Pero te marchaste, me dejaste, y ahora yo abandono mis palabras a un duro destino. Condenadas a no ser leídas como yo a no ser amada.

Sé que volverás y quizás entonces comprendamos los planes de la providencia. Puede que no me conozca a mí misma, pero si algo tengo claro es que vivir sin ti sería un ejercicio difícil, un problema con respuesta trampa, por eso sé que te necesito aunque sólo sea para ayudarme a calcular el resultado.

Te esperaré siempre. Tú en algún lugar, también me estás esperando.

Siempre tuya.

Sofía

lunes, 4 de agosto de 2008

Una noche más

Sentado en la mesa de enfrente, con la pose majestuosa que acostumbraba. No podía parar de observarle. Le seducía su tierna mirada. Parecía un niño si te fijabas en sus ojos, o eso veía ella. Contra su ensoñadora mueca encontraba la fuerte personalidad de escritor dañado por la literatura. Su vida era eso: amor, misterio, aventuras,... todo lo que tuviera que ver con las emociones contrapuestas de escritor castigado.

Los dos solos, olvidados y traicionados. La noche perfecta para que la melancolía y la nostalgia poseyera a ambos.

- Wiskhy con hielo.
- Yo también.

Su ingenio y su dulzura se iban apoderando de cada centímetro de su piel y de su alma. Imagen de galán poco cuidado, pensaría que lo hacía más interesante.

Tras esa noche de alcohol e interminables conversaciones que no llevaban a otro sitio que la felicidad compartida, pasearon bajo la luz de la luna y de las pocas estrellas que dejaban ver los edificios de la capital. Llegaron a su ático, tan desordenado como él. Se besaron hasta que se gastó la saliva. Descubrieron todos los secretos de la carne deleitándose en cada caricia. Compartieron amanecer y poco más. Ella escapó y aunque nunca se olvidaron, jamás se volvieron a ver.

martes, 22 de julio de 2008

¿Desilusión?

De modo terapéutico, quizás. No sé el porqué de estas líneas ni el porqué de mi estado de ánimo. Será que la suerte me abandonó hace ahora un año o que ya no confio ni en mí misma. No me permito volver la vista atrás (aunque es bueno a veces, como dice la canción), porque quizás encuentre laberintos mucho más entretenidos que las vías rectas frente a las que me encuentro en este preciso instante. Y quizás acuda al puente que hace ahora un año me salvó de morir en aquel torbellino de emociones y de morir atropellada por un turismo embriagado de alegría.

Colapsada, decepcionada y un poco traumatizada por no sé que celebración. Queriendo decir y callando o quizás gritando demasiado. El silencio a veces es un buen síntoma, y a veces no. Puede dar a entender un paro cardíaco, quien sabe.

A mí el corazón se me paró hace ahora un año, también. Dejó de funcionar y se transformó en un guijarro de río manchego. Gracioso ¿verdad? O no.

Dentro de dos días me encerraré en la oscuridad de mi cuarto, moriré de calor y pensaré en todo lo que debiera haber pensado hace un año. Y en lo que debiera haber pensado hace hoy 6 meses o 2. En lo que debería hacer y no hago. Y en lo que debería comer y no como.

¡Qué fatalidad! Hoy me siento romántica. Un Béquer encerrado en un cuerpo de mujer en pleno siglo XXI. Ya quisiera yo...

Cosas de la vida, sin lugar a dudas.

lunes, 21 de julio de 2008

Nueva (o vieja) atracción perdida

No sé si será por la profunda admiración que me producen esos dos imanes soltando chispas, o por la temperatura de las supuestas noches tropicales, pero hoy volvió. Alguna musa se encargó de mandármela por Seur: ¡Gracias!

A lo que iba: ¿como se puede explicar que esos dos polos opuestos, esas dos caras de la moneda, que permanecen inalterables en casi todo momento, actúen cuando están cerca con una fuerza inexplicable? ¿cómo es posible que se atraigan y se rechacen de esa forma? Será el poder que sin lugar a dudas levita en el aire o en la atmósfera contaminada.
No sé.
Podríamos llamarlo de tantas formas...
Digamos amor,... o simplemente luna llena.