viernes, 23 de mayo de 2008

Encuentros efímeros

Su mirada andaba perdida entre aquel tumulto de gente. No veía nada, aunque lo miraba todo. Se dirigía a esa aburrida facultad que no aportaba nada productivo a su vida. Durante el trayecto, buscaba esa lejana compañía que la hiciera reír en aquel triste vagón en el que cada uno iba a lo suyo. Gente con frenéticas vidas que no reparaban en aquella melancólica joven y mucho menos a las 8 de la mañana, donde la gente sólo se preocupa de entrar al metro sin perder la vida en el intento.

Buscando unos metros delante, lo encontró. Estaba contemplando su turbio reflejo en el cristal, oscurecido por la penumbra del túnel. Era perfecto, por lo menos en su imaginación, algo apagada por las horas. Aquellos dos intrépidos jóvenes, se regalaron unas pocas miradas de ojos tímidos. Sonrisas cortadas por la intensidad del encuentro. La pasión viajaba de un lugar a otro chocándose con las barras y los estresados viajantes. Sus gestos hablaban... más bien gritaban pidiendo auxilio. Vociferaban exigiendo un encuentro algo más íntimo entre esas dos almas.

Tres paradas después él bajó, llevándose tras de sí la pasión, los gritos y las pocas esperanzas. Le dedicó una subida de ceja propia de un actor de los años 50, a modo de hasta luego. Después se perdió entre miles de espíritus atrapados por sus responsabilidades matinales.

Ella sabía que era un adiós, pero se permitió soñar, en los minutos que le quedaban de viaje, con el reencuentro con aquel joven de ojos azules, verdes o quizás grises. Con aquel chico que en apenas unos minutos se había hecho su dueño, para irse sin dejar rastro.

- Uno más de tantos príncipes de metro - pensó.

- Aunque quizás - reflexionó después - sea mejor así: Una sonrisa, una señal y un hasta siempre.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Sabes? Se me ha erizado la piel.

"ri...sio...na...ria"
Me sale divino
¡Risionaria!

Facebrrr dijo...

Me ha parecido como si ya hubiese leido esta historia, pero no, se que no es la primera, ni tampoco sera el ultimo relato que lea sobre un furtivo amor matutino, que con legañas aun en los ojos, se ve algo borrosa la realidad, y la vida se nos hace demasiado facil, como pensar en enamorarte de una mirada que solo vas a ver hoy, y ya nunca mas, o ir buscando cariño en los vagones, donde para la gente eres indiferente, lo unico que pensaran de ti sera un "ha conjuntado unas botas negras con bolso marron"; "no se ha dado cuanta que tiene el flequillo totalmente descolocado"; "esos zapatos son los mismos que tiene fulanita"...o como mucho pueden llegar un poco mas alla, preguntandose a que universidad iras, si estudias derecho o turismo, o que tipo de libros te gustan, solo con mirar lo que lleves en ese momento, pero en realidad no saben nada mas de ti y tampoco van a preguntartelo, ni siquiera se han molestado en saludarte, o acaso has visto alguna vez a alguien dar los buenos dias al entrar por las puertas del metro? Yo tampoco, ni lo espero. (aunque sinceramente me haria ilusion, por lo raro que me parece, seria una sorpresa, puede que hasta me alegrase el dia)
Menudo comentario más absurdo y largo.
Bueno, de todas formas, no dejes de creer en el amor a primera vista, aunque solo dure 5 estaciones.

kief dijo...

bueno, yo paso tres horas al día en el subterráneo, llevo así casi 4 años aunque espero que esto cambie pronto. sí da tiempo a leer incluso a escribir libros pero... es mucha tela lo mío; tengo historias para contar, lo quiero tanto como lo odio, a veces una mirada vale y una sonrisa es el climax, sin duda, eso recompensa todo el retraso del tren.
a veces me he topado con la misma gente a la misma hora, en el mismo trasbordo, hemos sido como amigos desconocidos. un amigo conoció a su chica en una estación, bueno la historia no fue muy allá pero el dato es bueno. yo no tengo esa fortuna aunque sí reconozco un cruce de miraditas.
por otro lado, una vez conocí a una chica de una manera de la que me siento orgulloso: yo pasaba todos los días por la puerta de la copistería donde trabajaba, así durante un mes, recorría un camino más largo sólo por pasar por ahí, sólo por verla esos cinco segundos. un día se dio cuenta y respondió mi mirada, así estuvimos un mes. yo no me atrevía a ir y ... no tenía nada que fotocopiar. una tarde de perros se pasó por la farmacia, le pregunté que si trabajaba ahí y le dije que me pasaría a estampar una camiseta, acto seguido me metió su número de teléfono en el bolsillo de la bata. quedamos, tomamos algo y a los dos meses lo dejamos, esta vez no fue por mi culpa, fue porque dejó de trabajar en la copistería y esa magia la perdimos. Esto es un ejemplo, algún día relataré algún sueño (no erótico) que tengo últimamente con alguien que ni siquiera conozco, busco esos ojos en cada vagón, merece la pena el viaje.
yo creo en estas cosas, a veces no nos queda otra opción, la más rocambolesca, la otra noche soñé que le decía a chaplin una frase para que la hiciera suya: "creer en imposibles y en más difíciles todavía... aún es posible".
besos de agua de mayo. :)

Lady of light dijo...

No voy a decir que no he estado en la situción que narras nunca porque mentiría como Pinocho. Es una experiencia excitante que es de tontos desaprovechar. Son sensaciones distintas y agradables que duran segundos pero que te alegran una mañana que pudo empezar con tu pie izquierdo. Yo, por desgracia, aguanto poco y suelo bajar la mirada antes de recibir una despedida de cejas de los años 50. Me dan miedo las despedidas.
También he de decir que más de una vez he querido buscar en unos ojos desconocidos, la mirada de ojos verdes que siempre tuve. Eso es más triste.
De todas formas, mi mirada también ha luchado más de una vez entre la aglomeración de gente para no perder de vista la mirada que me cautivó en el bagón, en el trayecto a la universidad.



y tú, siempre asombrandome con tus textos.

kief dijo...

jeje, otro de los que están en mi altarcito...

un regalo ;)

http://www.overstream.net/view.php?oid=a8nbraidmot9